El rescate del lienzo de gran formato estuvo a cargo del taller que dirige Mónica Baptista
Jueves 18 de marzo de 2010, p. 5
Por octava ocasión, el Taller Restauro y Conservación, encabezado por Mónica Baptista, reparó una pintura de la Catedral Metropolitana en el contexto del Festival de México.
Ahora correspondió al Retablo de Pentecostés, firmado en 1714 por Nicolás Rodríguez Juárez, que se encuentra arriba de una gran cajonera de la época en el escasamente conocido Salón de Cabildos.
Por el sitio donde se ubica y por sus dimensiones, siete por 8.50 metros, en sus casi tres siglos de vida este enorme lienzo nunca se había movido, de allí que por primera vez Baptista debió trabajar in situ.
La restauradora atribuye los malestares
de la pintura al envejecimiento
y no al cambio de lugar. Tenía oxidados los barnices y la tela. El marco, de un encaje tallado a mano, estaba muy fracturado por los movimientos propios de la Catedral
.
A lo largo de los 10 meses que requirieron los trabajos de restauración, en distintos momentos laboraron siete personas, entre talladores, doradores, especialistas que trataron la tela, los bastidores y el barniz, todo bajo la coordinación de Baptista, quien limpió la capa pictórica.
Mañana, concierto ex profeso
La entrevistada recuerda que la Catedral se empezó a construir por el Salón de Cabildos, por eso tiene una techumbre de una lacería de piedra imponente
. Es el recinto donde se reúne el cabildo, los obispos, para pensar. Allí deciden la línea de la Iglesia. Se sigue usando y sirve en el mismo sentido”.
De allí que “se pidió a Nicolás Rodríguez Juárez hacer un cuadro sobre el tema de Pentecostés porque, precisamente, el día de Pentecostés baja el Espíritu Santo e ilumina a la Virgen y los apóstoles en el sentido del saber. Les dan el conocimiento de lo que van a predicar, porque de allí salen los apóstoles por todo el mundo a difundir la palabra de Dios. Es un momento que existe en todas las religiones: la iluminación.
Por eso en la escena que restauramos está la Virgen al centro y los apóstoles alrededor con una llama de fuego en la cabeza. Es el momento en que se ilumina y así se alude al pensamiento del cabildo.
En estos ocho años que lleva el Taller Restauro y Conservación para rehabilitar las pinturas de la Catedral, Baptista expresa que todas han sido piezas monumentales: “Hemos trabajado un gran porcentaje, porque la obra monumental casi está terminada de restaurar.
Ahora, existen todavía los retablos de las capillas que tienen pintura, así como otras piezas. Por fortuna el tesoro de la Catedral es enorme.
Por tanto, el cuadro de Rodríguez contará con iluminación pertinente, pues con motivo del Festival de México y la restauración será posible entrar al Salón de Cabildos para verlo.
Como cada año, la obra restaurada se da a conocer con un concierto organizado ex profeso, de modo que este viernes a las 20:30 horas, Le Poeme Harmonique, ensamble de música de cámara formado en 1998 por Vincent Dumestre, especializado en música del siglo XVII y principios del XVIII, dará un recital en la Catedral.