México aún pertenece al grupo de países con grandes riquezas, y muchos pobres, porque no se ha sabido abatir la desigualdad ni se han aplicado políticas contracíclicas capaces de generar más empleos estables y bien remunerados, aseguró Carlos Zarco, director ejecutivo de Oxfam México, al presentar el programa de trabajo 2010-2012 de dicha organización civil, que tiene presencia en 16 países.

En conferencia de prensa, Zarco precisó que aunque desde el punto de vista técnico de los indicadores económicos sí hay signos de recuperación, este avance está sujeto con alfileres por la ausencia de políticas contracíclicas y añadió que para la población una señal clara de reactivación de la economía sería un aumento de sus ingresos, la reactivación del campo y una notable creación de empleos, lo cual hasta ahora no ha ocurrido.

Precisó que uno de los grandes problemas del país y de América Latina es la desigual distribución de la riqueza. En ese sentido expuso que el hecho de que el hombre más rico del mundo –Carlos Slim– sea mexicano, no debería ser motivo de orgullo en el país, sino de preocupación, dados los índices de pobreza y pobreza extrema.

La desigualdad en la distribución de la riqueza se explica por la existencias de una estructura de toma de decisiones que sólo favocere a pequeños grupos o elites. No es casualidad que muchas de las fortunas existentes tengan que ver con esa desigualdad. Tener al hombre más rico del mundo habla de eso, lo cual es preocupante, porque habla de cómo operan los monopolios en México.

Lamentó que el gobierno federal haga de algunos pequeños signos de recuperación económica una gran estrategia publicitaria; porque está bien querer comunicar a la gente esperanza y ánimo, pero no de manera desproporcionada o irresponsable.

Asimismo, Zarco aseguró que el deterioro de las instituciones es notable, y la sensación de un país a la deriva se ha generalizado. Para la población, agregó, es claro que los sectores que frenan el avance son los cacicazgos territoriales, la partidocracia, los grupos sindicales corporativos y el crimen organizado.

Todos estos poderes en grados diversos se han apoderado del Estado, el cual ha perdido su efectividad para garantizar la seguridad y la calidad de vida de la población, indicó.