Muestra las tendencias de ese tiempo en obras de Bramsen, Alechinsky y García Bustos
Peter et Pierre revisa 40 años de colaboración entre ambos creadores europeos del Atelier Clot
Síntesis entre arte y lucha social, en xilografías, linóleos y aguafuertes del artista capitalino
Empecé en los años 50, cuando mirábamos en el horizonte el triunfo del socialismo, expresó García Bustos en breve entrevistaFoto Francisco Olvera
Domingo 21 de marzo de 2010, p. 2
Dos tendencias –una mexicana y otra europea– emblemáticas de la gráfica mundial durante el siglo XX, son acogidas por el Museo Nacional de la Estampa (Munae) en las muestras Peter et Pierre. 40 años de colaboración artística, de Peter Bramsen y Pierre Alechinsky, y La imagen del México posrevolucionario, de Arturo García Bustos, inauguradas simultáneamente la noche del viernes en el recinto ubicado en Plaza de la Santa Veracruz.
Bramsen –impresor– y Alechinsky –pintor, dibujante, grabador– son dos figuras significativas del legendario Atelier Clot, Bramsen&George de Francia con más de un siglo de fundado (de ese taller han surgido obras de Cézanne, Degas, Munch). Unidos por una entrañable amistad y una fecunda colaboración artística, Bramsen y Alechinsky han trabajado durante 40 años a lo largo de los cuales han producido más de 4 mil litografías. Una selección de 170 es la que se exhibe en el Munae. Todas se corresponden con la vocación del Atelier como un laboratorio para innovar, de tal modo –según acotación de Octavio Fernández Barrios durante la inauguración de la muestra– que hubiera sido imposible realizarlas en otro taller, dado que se abren al empleo de nuevas tecnologías digitales en la producción artística.
En representación de Daniel Parfait, embajador de Francia en México, asistió a la inauguración Bertrand de Hartingh, consejero de Cooperación y Acción Cultural de la embajada francesa, quien hizo el elogio de Alechinsky, alguien que no acaba de seducirnos con su importante producción de más de 5 mil obras y 200 libros publicados; explorador incansable
que en todo encuentra motivo para la creación.
Por otra parte, las obras de Arturo García Bustos son representativas de esa síntesis entre arte y lucha social surgida con el muralismo en lo años 20 del siglo pasado.
Nacido en 1926, García Bustos atestigua y plasma en su obra gráfica lo que parece en ese momento la inminente consolidación del proyecto de país surgido de la Revolución: reformas sociales, económicas, políticas, laborales.
“El maestro Arturo García Bustos –apunta Lluvia Sepúlveda Jiménez en un texto del folleto alusivo a la muestra– pertenece a una generación de artistas que coincide en la oposición a las estructuras sociopolíticas imperantes y en la idea de que los creadores deben contribuir en la transformación de la sociedad. Es un hombre comprometido con su tiempo que produce, desde la trinchera del arte, imágenes de denuncia de la injusticia y la violencia social.”
Además de su valor estético, es patente el valor testimonial de las obras de García Bustos exhibidas en el Munae (xilografías, linóleos, aguafuertes). Entre los temas incluidos en la muestra, están las gestas independentista y revolucionaria de México, pero también momentos cruciales de algunas luchas antimperialistas de países como Cuba, Guatemala y Vietnam. E incluso hay una pieza que alude a los atentados de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas de Nueva York.
Dice el artista en breve entrevista: Empecé en los años 50, cuando, no sólo en México, sino en muchos países del mundo, mirábamos en el horizonte el triunfo del socialismo; los artistas, los intelectuales, la población participábamos en todo eso; pero ya ves, tantos errores, tantas traiciones, tantas fallas
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Con independiencia del resultado de esas luchas por la libertad, la redención social del individuo, las obras de Arturo García Bustos expuestas ya forman parte de la iconografía nacional.
Subraya Lluvia Sepúlveda en el texto referido: Sin importar el tema, las estampas del maestro García Bustos siempre presentan una calidad técnica excepcional, jugando con los contrastes de claro oscuro, con soluciones en la línea y los contornos muy semejantes al dibujo y la pintura expresionista, logrando realzar el dramatismo y la fuerza de los personajes o los eventos plasmados
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