En la escuela nunca hubo quien le comentara a la artista gráfica Angélica Carrasco sobre los riesgos de manejar ácidos y solventes en los talleres de grabado. Con el tiempo, dicha omisión repercutió en su salud al grado que, incluso, tuvo que alejarse del quehacer artístico por un tiempo.

En su retorno, Carrasco ingresó el año pasado como integrante del Sistema Nacional de Creadores, en gráfica, de 2009 a 2012, con un proyecto sobre procesos no tóxicos. Exhibe en el Centro Cultural Antiguo Colegio Jesuita, en Pátzcuaro, Michoacán, los primeros resultados de su reciente producción: De las cenizas al viento, 21 piezas de técnica híbrida en metal.

Aparte de que nunca se le indicó protegerse de los tóxicos, uno suele desempeñarse en condiciones improvisadas. Tanto en mi formación, como en lo profesional, nunca he trabajado en un espacio destinado, desde su arquitectura, a la gráfica. Lo aprendí en el camino, y ya repercutió en mi salud. También como docente lo padeces, porque en el espacio donde impartes clases absorbes los tóxicos del grupo.

Era de posibilidades

Para Carrasco, la gráfica está en buen momento, ya que “se abren posibilidades por la tecnología, los materiales y el desarrollo científico, entonces sustituyes tiempos de producción y materiales. En el caso de la litografía se puede usar lámina, en el cuanto a metales también hay nuevos materiales. Hay que recordar que vivimos la época de los polímeros. A partir del petróleo se ha desarrollado la tecnología, y la ciencia ha puesto énfasis en sustituir materiales; tenemos una época de polímeros, en la cual también se aplica la gráfica, algunas como sustitución de ácidos, y esto permite un abanico muy grande, desde la piedra litográfica hasta un dibujo digital o plano gráfico que puedes trabajar desde el estudio sin necesidad de ir al taller.

Lo interesante es que tú tengas conciencia de que se trabaja la gráfica con reacciones químicas o con sistemas electrónicos, como ahora lo digital. Cuando haces conciencia te das cuenta hasta dónde te puede dañar y hasta dónde puedes llegar en lo creativo.

En la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, Carrasco trabaja planchas de huecograbado no tóxico, y aunque es una producción personal, convive con alumnos a quienes asesora en la producción gráfica con procesos no tóxicos. Desde 2000 elabora una bitácora sobre sus experiencias en talleres.