Diferencias entre Mickelson y Woods
Martes 13 de abril de 2010, p. a15
Augusta, 12 de abril. Phil Mickelson, campeón por tercera vez del Masters de Augusta, nunca tuvo mucha simpatía por Tiger Woods.
Ni siquiera se saludan. Mickelson siempre representó el ejemplo a seguir dentro de la sociedad estadunidense: universitario, exitoso, educado, inteligente, buen mozo, formador de una familia ejemplar y modelo a seguir. Woods llegó al golf desde el lado opuesto, como el afroamericano dispuesto a quebrar todos los récords de un deporte dominado por los blancos.
Y esa lucha eterna entre el mejor de todos, Woods, y el siempre segundo, Mickelson, se trasladó la semana pasada a Augusta.
Phil fue acompañado, después de un año de ausencia, por su esposa Amy y sus hijas. El cáncer de mama detectado el año pasado a su mujer lo obligó a no competir en algunos torneos, como el Abierto Británico.
Al poco tiempo, fue su madre a quien le diagnosticaron la misma enfermedad. Privilegió a su familia sobre el golf y eso lo llevó a descender al tercer lugar del escalafón mundial.
Fue un año emocionante, estoy muy orgulloso por la manera en que luchó mi mujer
, dijo Mickelson ya con la chaqueta verde puesta.
Woods también se retiró en diciembre del golf, pero para reconstruir una familia que, por sus confesas infidelidades, había hecho añicos. Su esposa Elin jamás apareció para apoyarlo en su retorno.
El aire aristocrático del torneo de Augusta celebró la conquista de quien mejor lo representa. Y como muestra sólo bastan las declaraciones del presidente del club, Billy Payne, quien el día previo al torneo despotricó contra Tiger Woods diciendo que había defraudado con sus acciones
a los niños y a todos sus seguidores.
Tras el final del Masters, Payne se encargó de destacar que era un gran honor entregarle el trofeo a una persona como Phil Mickelson.
Mickelson se aferra a una familia que vio tambalear por esas jugadas del destino, mientras Woods naufraga en su intento por reconstruir una relación con la sociedad aristocrática del golf que toda la vida le fue esquiva.