Raúl Vera López, obispo de Saltillo, Coahuila, consideró que no debe legalizarse ninguna modificación a la normatividad que violente la dignidad del trabajador y privilegie la competitividad y la ganancia por encima de los derechos de los trabajadores.

Esa famosa competitividad, donde el ser humano no cuenta, lo primero que pide es que se haga legal la injusticia. Las reformas laborales que está imponiendo el sistema global en función de la ganancia, donde está borrada la dignidad de la persona, siempre son para dar facilidad a quien proporciona la inversión. Sí, se facilita la producción para que exista competitividad, pero ¿cuál es el precio?, preguntó. Refirió que dichas reformas dañan a los empleados porque trabajan más, se desregulan las conquistas laborales, se limita su tiempo para descansar y para estar con su familia, además de que se controla el salario en favor de la competitividad.

El el contexto de la 89 asamblea plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano, el obispo, integrante del Equipo Nacional de Pastoral Laboral, criticó que en el país se experimente una dinámica destructiva que desmantela la planta productiva y que no se dé prioridad a la dignidad del trabajador.

El trabajo no es de ninguna manera sólo un medio de producir bienes con la respectiva ganancia sin importar la persona que lo hace. Es, sobre todo, la dignidad con la que el obrero produce esos bienes y con la que proporciona a su familia una vida digna, consideró.

Vera López exhortó a los empresarios y políticos creyentes a que se comprometan para que la ley laboral garantice la dignidad del trabajo humano.