Rusia y EU, principales promotores de la negociación; ambos conservan sus bases militares
Su salida, paso importante para estabilizar la situación y evitar una guerra civil
, dice la OSCE
Viernes 16 de abril de 2010, p. 22
Moscú, 15 de abril. Al fracasar en su intento por conseguir el apoyo de Rusia y Estados Unidos –que de facto reconocieron el gobierno interino que tras el levantamiento popular asumió a mediados de la semana pasada la conducción de Kirguistán–, Kurmanbek Bakiyev renunció la tarde de este jueves como presidente y abandonó ese país centroasiático en un vuelo con destino a Kazajstán.
Este desenlace a la crisis kirguisa se pactó con la mediación de los presidentes de Kazajstán, Nursultan Nazarbayev, quien ocupa la presidencia rotatoria de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), Dimitri Medvediev, de Rusia, y Barack Obama, de Estados Unidos. En el arreglo también intervinieron la Organización de Naciones Unidas y la Unión Europea.
Así lo apunta un comunicado de la presidencia kazaja de la OSCE, que califica la huida de Bakiyev de paso importante para estabilizar la situación, para restablecer el Estado de derecho y para prevenir una guerra civil en Kirguistán
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El gobierno interino, tras anular la inmunidad que otorgaba la Constitución al derrocado presidente, formuló ayer un ultimátum a Bakiyev: o dimitía y se iba del país o sería sometido a juicio popular
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Todavía esta mañana, Bakiyev –atrincherado en su feudo de Dzhalal-Abad, en el sur del país– intentó movilizar a cientos de seguidores en un fallido mitin en la ciudad de Osh, pero ni siquiera pudo hacer uso de la palabra, mientras sus guardaespaldas tuvieron que disparar al aire para contener a las más de mil personas que acudieron al lugar para repudiar al derrocado presidente.
Bakiyev se vio obligado a refugiarse en el edificio contiguo de un teatro y horas después tiró la toalla al aceptar la oferta del gobierno interino y firmar su renuncia.
Con esta decisión, ciertamente, se evita que la creciente confrontación entre el gobierno interino de Kirguistán y Bakiyev pudiera derivar, como hubiera sucedido casi con toda seguridad de mantenerse el pulso, en mayor derramamiento de sangre.
Además, Rusia y Estados Unidos, principales promotores de la solución negociada que se canalizó a través de la presidencia kazaja de la OSCE, conservan sus respectivas bases militares, Manás (EU) y Kant (Rusia), la primera clave en la logística de la guerra estadunidense en Afganistán y la segunda necesaria como contrapeso de influencia en la región.
En cuanto a Bakiyev –con los millones de dólares que el gobierno interino de Kirgusitán asegura que amasó vendiendo su lealtad
a rusos y estadunidenses, y en realidad, engañando a unos y otros–, es probable que no se quede en Kazajstán.
Todo indica que el depuesto mandatario tratará de fijar su residencia en alguno de los países donde, según se comenta, su familia tiene inversiones: Letonia, donde desde hace unos días se encuentra su hijo Maksim, o Turquía, encabezan la lista.