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La política económica actual se ha convertido en una máquina de hacer desempleados, dice

Admite Mirón Lince el fracaso de ferias para abatir la desocupación

80% de las vacantes ofrecidas no se ocuparon debido a salarios bajos, jornadas largas y falta de prestaciones

Incumplen normatividad 90 por ciento de empresas, señala en un debate

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El titular de Trabajo y Fomento al Empleo del GDF, Benito Mirón Lince, señaló ayer en un seminario-debate en materia laboral que la precarización del trabajo está relacionada con la crisis económica. En la imagen, asistentes a la decimotercera Feria del Empleo de la Ciudad de México, en el Palacio de los DeportesFoto Roberto García
 
Periódico La Jornada
Viernes 23 de abril de 2010, p. 39

Las ferias del empleo fracasaron en su intento de incorporar a cientos de personas al mercado laboral. Bajos salarios, largas jornadas laborales, carencia de prestaciones sociales y poca o nula experiencia requerida en los puestos ofrecidos por las empresas participantes impidieron que 80 por ciento de las vacantes no se ocuparan, admitió Benito Mirón Lince, titular de la Secretaría de Trabajo y Fomento al Empleo.

Al participar en el seminario-debate Política de fomento al empleo y protección al trabajo, señaló que el modelo económico vigente ha favorecido esta situación e impedido que la ciudad satisfaga la demanda de empleo calificado, pues a mayor nivel académico no corresponden mejores condiciones de trabajo o prestaciones sociales.

Hay una subvaluación de la mano de obra que prolonga el tiempo de búsqueda de empleo seis meses, un año o más. Y son continuas las quejas de la gente capacitada en la dependencia, pues en lugar de perder mil 723 pesos, cuando no sabía hacer nada, ahora cuantifica sus pérdidas en 6 mil, por tener conocimientos de computación, agregó.

La mayoría de los asistentes a las 21 ferias, realizadas desde 2004, cursaron preparatoria, licenciatura y algunos posgrado. Así que los 2 mil 500 a 8 mil pesos ofrecidos por las empresas son insuficientes para sufragar sus gastos, pero la desesperación lleva a algunos a bajar sus pretensiones y aprovechar esta oportunidad para afrontar deudas ante la desesperación de tocar puertas y no se abra ninguna, afirmó.

En el encuentro, en el que participaron también Saúl Escobar, Arturo Alcalde y Alfonso Bouzas, especialistas en temas laborales, destacó que esta precarización del trabajo está relacionada con la crisis, pero también con la falta de inspección a las unidades productivas y obras públicas, que ofrecen un salario y prestaciones diferentes a las otorgadas, en los hechos, a los trabajadores.

De acuerdo con sus estimaciones, 90 por ciento de las 300 mil empresas ubicadas en la ciudad no cumplen con la normatividad laboral, lo cual es una cifra escandalosa, aunque no se cumple muchas veces porque hace falta un trabajo coordinado, de convencimiento, de capacitación a los trabajadores y patrones para que entiendan que si las condiciones de trabajo no son propicias, hay más desgaste de mano de obra, baja productividad y altos costos económicos, argumentó.

La plantilla de 30 inspectores de la STFE para revisar las condiciones en que operan es insuficiente. No se trata de deslindarnos, pero si carecemos de personal para hacer estas revisiones, cómo podemos tener una mejor política laboral en la ciudad. Las deficiencias están al descubierto, pero la falta de recursos nos impide actuar de manera inmediata, lo cual hace urgente que la Asamblea Legislativa intervenga en la aprobación de un mayor monto de recursos, indicó.

Hoy, comentó, es más fácil colocarse de vendedor de mostrador, chofer o vigilante que aspirar a un puesto de ingeniero, administrador o abogado. Cientos de egresados se preguntan ¿para qué estudié, si voy a terminar de operador de transporte público?, lo cual nos obliga a enfocar la capacitación que se imparte en la dependencia e impulsar la inversión en tecnología y empresas que capten esa mano de obra desplazada por una política económica que se ha convertido en una máquina de hacer desempleados.