Monterrey, NL, 28 de abril. El presidente Felipe Calderón se declaró dispuesto a enmendar muchos errores, pero sin desistir de su lucha contra el crimen, porque no se trata de un capricho ni de una obsesión personal, sino de un asunto de todos, y dijo confiar en que la fuerza del Estado es invencible.

Reunido con decenas de representantes de la sociedad civil de Nuevo León, aseguró que el crimen prospera también por culpa de una percepción social pesimista sobre la inseguridad, por lo cual sueña con poder leer en un medio de comunicación dos partes de la página: de un lado las noticias malas y del otro las buenas para que los lectores puedan ponderar.

Emplazado por algunos participantes a luchar contra la corrupción de los políticos, aseguró que él ha denunciado algunos casos, sobre todo del ámbito municipal, pero ha habido algunas deficiencias que se deben corregir en el ámbito judicial.

Porque así como hay corrupción en la política, en las policías no podemos descartar, simplemente a ciegas, que haya también, no todos, ni la mayoría, pero sí en algunos jueces, expresó el titular del Ejecutivo.

En el Centro Internacional de Negocios Monterrey, Calderón se declaró confiado en que estamos a tiempo para evitar el deterioro de la inseguridad o la violencia en la capital de Nuevo León y en el noroeste del país.

Antes de escuchar los reproches de estudiantes del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey porque no se ha esclarecido el asesinato de dos de sus compañeros, cometido el 19 de marzo pasado en un enfrentamiento entre el Ejército y delincuentes, Calderón atribuyó al incremento del poder adquisitivo de los mexicanos del crecimiento del consumo de drogas y de la criminalidad en el país.

Para explicar la violencia en Nuevo León, hizo un amplio recuento de cómo desde 2003 comenzó una lucha entre los cárteles del Pacífico y del Golfo por el dominio de las ciudades, en especial los puntos fronterizos de Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila.

No me dan chance de dialogar

Ante las exigencias de que instale mesas de negociación en Monterrey al igual que en Ciudad Juárez, Chihuahua, el Presidente reconoció que no muchas veces me dan chance de dialogar, aunque le gusta hacerlo. Admitió que esta falta de contacto con la gente puede provocar ceguera.

Insistió en que una percepción social de abatimiento puede generar un sentido de derrota que sea aprovechado por los criminales para cometer delitos como las extorsiones telefónicas. Propuso trabajar en dos carriles: en el problema real y en el de percepción e imagen.

Como algunos ponentes compararon la situación de violencia de Monterrey con la de Juárez, expuso que en Nuevo León el promedio de homicidios es de 6.5 por cada 100 mil habitantes, mientras en Chihuahua ha sido de 89 por cada 100 mil.

Reiteró que la situación de inseguridad está peor en algunas ciudades de Estados Unidos que en México, y aconsejó: por favor cuídense mucho en Washington, que tiene 31 (homicidios) por cada 100 mil (habitantes), o si quieren ir a Nueva Orleáns también cuídense, porque según la FBI hay 95 por cada 100 mil.

En torno a la participación de los políticos en la delincuencia, consideró que ha sido un tema tabú, y sin aclarar el destinatario de sus críticas, señaló que se pensó que en algún momento hubo arreglos con los criminales con la lógica de yo no me meto contigo.

Pero consideró inviable que los políticos hagan arreglos grandes o chiquitos, y afirmó estar convencido de que sería un error claudicar en esta lucha ahora o en 2012, cuando concluya su sexenio.

Fue cuando puso énfasis en que ésta no es una pelea del presidente, sino de todos, y que para él hubiera sido muy fácil zafarse.

Al final extendió una felicitación a los estudiantes del Tec por haberse expresado con fuerza por abrir mesas de diálogo y organizado marchas en Nuevo León.