Luego de cuatro años para su rehabilitación, con una inversión de 155 millones de pesos, el Museo Universitario del Chopo quedó listo para reabrir al público el miércoles 19 de mayo.

Tres exposiciones que se anuncian como poéticas y provocativas, así como la promesa de que el recinto no perderá la vocación de ser un espacio libre para el arte alternativo fueron anunciadas ayer en una rueda de prensa en la que su directora, Alma Rosa Jiménez, enfatizó que la intervención arquitectónica fue lo más respetuosa posible, es decir, se tomó el edificio original como materia prima para hacer una nueva relectura arquitectónica, con un proyecto estético a la altura de un museo de arte contemporáneo.

El curador Víctor Zamudio definió al recinto como un cubo blanco con criterios de estándares museográficos internacionales para recibir préstamos (de obras), el cual, no obstante, sigue siendo una plataforma de experimentación, un foro de discursos subculturales y de comunidades diversas.

Nueva estructura

El proyecto de renovación del Chopo (cómo se conoce al inmueble) supuso la construcción de un edificio –proyectado por el arquitecto Enrique Norten– dentro del original. Esa nueva estructura cuenta con un foro, cine, seis galerías, un centro de información, una tienda-librería, bodegas, baños y camerinos.

Se trata de poco más de 2 mil metros cuadrados en los cuales fundamentalmente, se presentarán exposiciones de artes visuales. Con el remozamiento, el foro del Dinosaurio Juan José Gurrola cuenta ahora con 216 butacas y el renovado cinematógrafo con un aforo para 132 personas.

Además, se instalaron un sistema para controlar el clima, equipos de iluminación, proyección y sonido en las salas, y se realizó un remplazo general de las ventanas por piezas con filtros lumínicos y antirradiación solar UV, así como el mantenimiento integral de la estructura metálica.

Para las oficinas administrativas se construyó un espacio de 600 metros cuadrados en el área posterior del edificio, así como una sala de estar para vigilantes e intendentes, con cocineta, lockers y baños.

Al encuentro con la prensa no se invitó al arquitecto Norten pues, según explicó Sealtiel Alatriste, titular de la Coordinación de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la finalidad no era hablar de las nuevas instalaciones, sino de la oferta cultural del recinto, dentro del cual ya no es posible apreciar el domo original.

El Museo Universitario del Chopo original era una estructura metálica desarmable, diseñada por el arquitecto alemán Bruno Möhring (1863-1929). En 1903 las piezas llegaron a México y terminaron de ser armadas en 1905, trabajos que estuvieron a cargo del arquitecto Hugo Dorner y los ingenieros Luis Bacmeister y Aurelio Ruelas.

Diversos críticos al proyecto de rehabilitación del recinto propuesto por Norten y aprobado por la UNAM, señalan que la nueva estructura erigida dentro del edificio original diluye por completo el estilo art nouveau que por años distinguió al Chopo.

Proyecto incluyente

Alma Rosa Jiménez, directora del recinto, señaló que todo proyecto nuevo siempre es polémico y que respeta a quienes discrepan con el mismo. Además, explicó que la suma original que se había considerado para los trabajos de remozamiento en el museo, 60 millones de pesos, se incrementó al igual que el tiempo debido a los cambios administrativos derivados de la conclusión de la gestión de Juan Ramón de la Fuente en la rectoría de la UNAM y la llegada de José Narro Robles.

Patinetas, vampiros, tatuajes, tribus urbanas, la ruptura de estereotipos de identidad sexual y fotos que cuestionan los papeles de pareja están presentes en las exposiciones colectivas Afecto diverso/ géneros en flujo, Efecto drácula/ comunidades en transformación y Defecto común/ identidades en disolución que prepararon los curadores Karen Cordero, Víctor Zamudio y José Antonio Rodríguez, respectivamente.

Para la apertura del foro Dinosaurio se presentarán durante lo que resta de este mes Betsy Pecanins, Astrid Hadad, Andrea Chirinos, Jeannette Macari, el grupo ¡Qué payasos! y Horacio Franco, quien señaló a los medios que las instituciones no serían nada sin las personas: A las instituciones las podemos mandar al diablo o enaltecerlas, siempre gracias a quienes estén al frente de los proyectos.

Añadió que la injerencia arquitectónica practicada al Chopo, en vez de molestar debería ser motivo de orgullo, porque antes el foro del Dinosaurio, si bien era un espacio alternativo, también era bastante lúgubre: ahora es luminoso.

El flautista afirmó que, a diferencia de otros centros convencionales de arte, ahora en el Museo Universitario del Chopo existe un proyecto incluyente para la comunidad, para las minorías sociales y una real interacción de los artistas. Por eso tenemos que defender el proyecto a largo plazo de este espacio.

La UNAM aportó 115 millones para el reacondicionamiento del Chopo, el resto fue aportado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Gobierno del Distrito Federal.

Más detalles sobre la oferta cultural de ese museo universitario y horarios en la página de Internet: www.chopo.unam.mx