Al confirmar su alternativa en Madrid, El Cejas emocionó más que Castella y El Juli
Vaya mierda de feria, protestan los sabios del tendido 7 en Las Ventas
El derrumbe económico y la ausencia de toros bravos y figuras opacan los festejos de San Isidro
Lunes 17 de mayo de 2010, p. a42
Madrid, 16 de mayo. España, es decir, el reino de Juan Carlos I de Borbón, está que truena de rabia porque la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y la Casa Blanca han obligado al gobierno de Rodríguez Zapatero a reducir en 10 mil millones de euros los programas sociales, lo que implica recortar los sueldos de la burocracia, suspender el aumento anual de las pensiones y acabar con las ayudas a las nuevas madres. Pero si en algún lugar se pone de manifiesto la frustración y la desesperanza que campea por todas partes es en la casi octogenaria Monumental Plaza de Toros de Las Ventas, donde la feria de San Isidro se hunde en el abismo del fracaso.
No en balde, anteayer, sábado por la tarde-noche, los abonados al tendido 7 del coso más importante del mundo
, esto es, los sabihondos que defienden la pureza del toreo-verdad así como los ayatolas de Irán custodian las virtudes del Islam y Mishima los valores sagrados de los samuráis, desplegaron una manta iracunda que resumía en cuatro palabras el descontento profundo de este país: Vaya mierda de feria
.
Transcurridas 11 fechas de la festividad de San Isidro, que ayer, sábado 15 de mayo, celebró los 100 años de la inauguración de la Gran Vía –el equivalente a nuestro Paseo de la Reforma, pero 10 veces más chico–, el gentío que abarrotó Las Ventas, y disparó las reventas a niveles que sólo se alcanzan cada 5 de febrero en la México, abucheó a Julián López El Juli, a Sebastián Castella y a Daniel Luque por el petardo que pegaron ante otro sexteto de mansos del encaste de Juan Pedro Domecq.
Un día antes, el viernes 14, el ridículo lo había hecho El Cid, y la antevíspera, el jueves 13, el desgano había corrido a cargo de Diego Ordiales y Matías Tejela. Vistas con desapasionada objetividad las cosas, hasta ahora el único torero que ha emocionado al público de Las Ventas ha sido el mexicano Arturo Macías, que el martes, en la confirmación de su alternativa, estuvo en todo momento a punto de ser destrozado por los pitones de los malos toros de La Martelilla (sangre de Domecq) ante los que se quedó más quieto que un poste a la orilla de una vía férrea en medio del desierto.
Tras el debut de El Cejas en La Meca del toreo mundial, la prensa madrileña se dividió en sus críticas, coincidiendo, sin embargo, en que el valeroso diestro de Aguascalientes salió a morirse, incluso después de haber recibido dos tremendas cornadas, una en febrero en Valencia, otra en Sevilla en abril, tanto al citar de largo para quitar por gaoneras y tafalleras, como al dibujar, con la muleta, el péndulo, los pases en redondo y por abajo, y las manoletinas.
Y si algo se puede decir objetiva y desapasionadamente en favor de Macías es que mató a sus dos toros de sendos estoconazos en todo lo alto, cosa que no lograron el sábado en Las Ventas ni Castella ni El Juli, considerados los números dos y tres, en ese orden, en la baraja taurina mundial, después de José Tomás.
La mañana del pasado miércoles, tras la confirmación de Macías, el crítico de toros más avinagrado y aburrido de Madrid publicó que el mexicano no se había colocado bien
en ningún momento de la tarde. Bueno, pues hoy domingo, al comentar las faenas de Castella, escribió lo mismo. O sea, que si tanto el gran maestro como el aprendiz le causan la misma impresión en el que juzga con abulia desde las lejanas regiones del tedio, El Cejas va bien y eso es algo que merece destacarse y celebrarse. ¿Ladran los perros, Sancho? Claro, pues vamos pasando. Y se nota.