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Doug Liman presentó su película, la única estadunidense en la sección oficial de Cannes

“En Fair Game trato de contar una historia, no de orientar al público”

Protagonizada por Naomi Watts y Sean Penn, la cinta aborda el escándalo sobre armas protagonizado por una agente de la CIA

También se proyectó Route Irish, del británico Ken Loach

Foto
Naomi Watts y Valerie Plame, a su llegada a la función del filmeFoto Reuters
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Viernes 21 de mayo de 2010, p. 8

La CIA y la herida abierta del conflicto en Irak se infiltraron ayer en el festival de Cannes, al desfilar en la alfombra roja del Palacio del Cine. Fair Game, la única película estadunidense en competencia, dirigida por Doug Liman, se remonta a 2005 para enfocarse en el escándalo Plame-Wilson, llamado Plamegate.

Valerie Plame (Naomi Watts), agente de la CIA en el departamento encargado de la no proliferación de armas, descubrió que la administración Bush hizo caso omiso de sus informes sobre el tráfico de uranio en Níger e Irak con el fin de justificar una nueva guerra en Irak. Su esposo, el embajador Joe Wilson (Sean Penn), reveló la verdad en un artículo en el New York Times, y provocó un terremoto político. Poco después, la verdadera identidad de Valerie Plame fue filtrada a The Washington Post. Entonces, perdió su trabajo y su vida privada corría grave peligro.

Los dos primeros actores que elegí fueron Naomi Watts y Sean Penn, quien es probablemente el mejor actor vivo de nuestra época. No nos decepcionó, a pesar de nuestras enormes expectativas, admitió el cineasta frente a la prensa.

Para Watts fue importante comprender quién era Valerie Plame. Aunque su historia me era familiar, tenía que ir más lejos en mi investigación, contactar con ella. Intercambiamos correos electrónicos, cenamos juntas, y así pude darme cuenta de que esta extraordinaria mujer todavía escondía secretos. Aunque es femenina y delicada, posee otra faceta muy arraigada en su personalidad: es una mujer inspiradora, comentó.

El término Fair Game (presa legal) es usado por la Iglesia de la cienciología para denominar a las personas o grupos que hayan traicionado los dogmas religiosos fundamentales. Es una analogía del destino de Plame, delatada por el gobierno estadunidense, al filtrar a la prensa su identidad secreta, lo cual es considerado un crimen federal en ese país. No sé si mis opiniones políticas se reflejan en el tema tratado, prosiguió Liman. Quería, sobre todo, relatar el ambiente de Estados Unidos en el momento del escándalo Plame-Wilson. La película no defiende ninguna posición, sino que trata de contar la historia, sin la intención de orientar al público, acotó.

La pérdida de identidad parece ser un tema fundamental para Doug Liman, ya que en 2002 realizó El caso Bourne, película en la que el protagonista sufre de amnesia y, a medida que va recuperando la memoria, se da cuenta de que pertenece a la CIA, la cual a su vez trata de eliminarlo.

Rodado en clave de thriller de los años 70 del siglo pasado, y basado en el libro que escribió Valeria Plame, Fair Game es el relato moral de una gran farsa. El realizador toma como excusa la guerra para sacar a la luz otros conflictos: el declive moral de la nación más poderosa del mundo por culpa de la mentira, nada menos que de su Presidente, y la ruptura dentro de una familia motivada, una vez más, por la mentira. El resultado: un drama perfectamente correcto, pero que no entusiasma.

Plame, la ex agente, experta en armas de destrucción masiva, es hoy una reconvertida activista antinuclear. Siempre luché para que los terroristas no tuvieran armas nucleares, y sigo haciéndolo, declaró en días pasados en Cannes, para apoyar la proyección de Countdown to Zero (Cuenta atrás), el documental de Lucy Walker que ilustra el proceso de devastación y muerte que ocasionaría una explosión nuclear en una ciudad como Nueva York. La cinta busca concientizar sobre la gravedad del tema cuando, hoy por hoy, hasta 40 países serían capaces de fabricar la bomba.

Sobre las tribulaciones del conflicto en Irak y los padecimientos de los soldados al regresar a casa se enfoca Route Irish, programada en la sección oficial. Dirigida por el británico Ken Loach, la trama, dura y violenta, ambientada en Liverpool, narra la investigación que realiza un antiguo miembro de los servicios secretos ingleses sobre la muerte en Bagdad de su amigo, quien era agente de seguridad en una de las muchas empresas privadas que hacen negocios en un país devastado. La historia es verosímil y las conclusiones atemorizan.

Del dibujo al cine

Un paréntesis de intimidad en este festival fue la tradicional Clase magistral, que ofreció el realizador italiano Marco Bellocchio ante un numeroso auditorio. “Mi primera vocación –dijo– fue la pintura, pero la abandoné a los 19 años porque la soledad del pintor me dio miedo. Entonces opté por el cine, por el contacto con las personas. Tras un año de formación como actor en el Centro Sperimentale de Roma, me orienté hacia la dirección”, señaló. “Luego cambié Roma por Londres, lo cual me inspiró mucho para el guión de mi primer largometraje, Las manos en los bolsillos (1965)”, continuó.

Dibujo a menudo mientras espero la respuesta de los productores y de los actores sobre mis proyectos (risas). De este modo, me siento impregnado de la pelcula. La pintura, y en especial el surrealismo, han influido mucho en mi forma de dirigir. Hoy más que antes, son las imágenes que tengo en mente las que me inspiran para filmar mis historias, enfatizó.