La Habana, 20 de mayo. La Iglesia católica y el gobierno de Cuba abrieron un periodo distinto y novedoso en sus relaciones, que incluye un diálogo aún inconcluso sobre la eventual liberación de los opositores presos y la huelga de hambre de Guillermo Fariñas, informó hoy a la prensa el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana.

El presidente Raúl Castro recibió el miércoles durante más de cuatro horas a Ortega y al arzobispo de Santiago de Cuba, Dionisio García Ibáñez, presidente de la Conferencia de Obispos de Cuba (COCC), con quienes abordó la actual situación nacional, entre otros asuntos, según un comunicado oficial.

La ampliación de la agenda común a la situación nacional es insólita en el historial de relaciones entre ambas partes, que hasta ahora se había limitado, aun en sus mejores momentos, a las actividades del clero católico.

Ortega subrayó esa novedad: “No hemos ido a tratar problemas de la Iglesia… íbamos a tratar sobre Cuba, sobre este momento y sobre su futuro”.

Los medios oficiales difundieron imágenes de la reunión, en las que aparece Castro en uniforme de general de ejército y los arzobispos con sus sotanas, encuentro que tuvo el simbolismo de haberse realizado el día en que se recuerda la muerte de José Martí, el padre de la nacionalidad cubana.

Ortega fue más allá de los símbolos. Dijo que, aunque también se abordaron asuntos internacionales y el mes próximo vendrá a la isla el canciller del Vaticano, Dominique Mamberti, la relación del gobierno es con la Iglesia de Cuba, expresión que se traduce en la fórmula de que se trata de un diálogo entre cubanos.

El cardenal dijo a los medios de comunicación que salió satisfecho de la reunión que él pidió y que representa un reconocimiento de la Iglesia como interlocutora. Opinó que tanto el clero como el gobierno están en el camino de superar viejos agravios surgidos tras el triunfo de la revolución de 1959. Como habrá nuevos encuentros, hay un camino abierto con perspectivas y esperanzas.

Exitosa mediación

La Iglesia católica de la isla hizo gestiones exitosas en los años 80 y 90 para excarcelar opositores cubanos presos. El mes pasado, en una mediación sin precedente, Ortega logró que las autoridades permitieran reanudar las marchas de las Damas de Blanco, el grupo de familiares de disidentes encarcelados, sin limitaciones de la policía ni actos de repudio de los grupos oficialistas.

El cardenal indicó que habló con el presidente Raúl Castro sobre la liberación de los opositores y la huelga de hambre de Fariñas, pero fue muy cauto en su evaluación: No hay compromiso, pero las conversaciones seguirán tras su magnífico comienzo; tampoco hay fechas ni conclusiones, pero el asunto se trata seriamente, pero no quiso decir que confía en un acuerdo; “vamos a decir: nosotros aspiramos…”

Ortega también informó que dos emisarios católicos, los sacerdotes José Félix Pérez Riera y Ramón Suárez Polcari, han visitado a Fariñas en dos ocasiones, no para pedirle que deje la huelga de hambre, sino para recabar su confianza en que una gestión eclesiástica quizás pudiera lograr el propósito del ayuno, la excarcelación de los 26 opositores presos más enfermos.

Fariñas, que hoy cumplió 86 días en huelga de hambre y sed, pero permanece recluido en terapia intensiva en la ciudad de Santa Clara, acogió muy bien la visita de los sacerdotes, expuso el cardenal, que la postura del activista le parecía muy respetable, pero que pudiera quizás flexibilizarse con estos diálogos.

Ortega precisó que así como la Iglesia no ha pedido a Fariñas que cese la huelga de hambre, tampoco pidió a Castro explícitamente que prometa algo para que termine esa protesta. Sin embargo, el cardenal estimó que el esfuerzo a hacer está de parte de Fariñas

Hace más de cuatro años que no se realizaba una reunión semejante. El 16 de noviembre de 2005, el entonces presidente Fidel Castro recibió al pleno de la COCC y al nuncio apostólico Luigi Bonazzi, con quienes abordó temas de interés común.