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En su búsqueda de un soporte diferente al papel típico descubrió los alcances del amate

Carlos Avilés exhibe Atrópolis, y rompe con esquemas conocidos de la fotografía
Foto
Al observar las imágenes, el espectador se pregunta si son fotografías o pinturasFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Lunes 24 de mayo de 2010, p. a13

¿Es una fotografía o una pintura?, suele preguntar el espectador al mirar una imagen del fotógrafo Carlos Avilés, quien inauguró la exposición Atrópolis en la galería Estación Coyoacán Arte Contemporáneo (Ortega 23, altos, Coyoacán). Esa duda viene en gran parte a que emplea papel amate pare imprimir.

La fotografía ha sido el oficio de toda la vida de Avilés. Durante muchos años se dedicó a la fotografía publicitaria y de modas, donde aprendió a hacer productos y toda la labor comercial. Después empezó a trabajar como artista con Manuel Álvarez Bravo, a quien conoció por medio de su hijo Miguel Álvarez, recién fallecido. Hicieron el video El maestro y su obra, sobre las técnicas antiguas, como imprimir el paladio platino.

Los vaivenes de la vida lo llevaron a vivir en Berlín, donde la luz es muy deficiente comparada con la que hay en México. Hay veces que de plano no puedes tomar fotos, porque no hay luz. Durante tres o cuatro meses es un gris espantoso. Fue cuando empezó a romper con las fotos, pegarlas de nuevo y manipularlas. Perdí el miedo a salirme de lo normal.

De su estancia berlinesa se exhibe un tríptico en blanco y negro de fotografía análoga, o tradicional, pero impreso digitalmente. De un camino nevado Avilés ha pretendido captar la poca textura que tiene. Después dejó de trabajar en blanco y negro, y cuando quiso retomarlo se dio cuenta de que ya no había papeles fotográficos. Inclusive, muchas de las tiendas que los vendían habían tronado. En su búsqueda de otros soportes dio con el papel amate.

En Atrópolis el entrevistado exhibe una serie de imágenes relacionadas con los festejos patrios de este año, cuyo tema es el Ángel de la Independencia. A primera vista parecen pinturas. En realidad, Avilés empleó dos fotografías, una del Ángel y otra de nubes; el tercer elemento es el papel de fibras naturales que aporta texturas y permite juegos de luz.

Otro trabajo relacionado con los festejos es su códice del bicentenario, también realizado en papel amate. Hace más de un año Avilés comenzó un proyecto sobre el códice del bicentenario. Pero, como la editorial no respondió, seguí haciéndolo a mi manera. Junto con Eduardo Garduño manejé el concepto de los libros, o códices, del siglo XXI. Ya ha hecho uno sobre maíz y otro sobre tortugas que, por cierto, ya están recuperadas de la extinción.

Hoy día, como ha cambiado mucho la fotografía, el artista puede aportar más, expresa Avilés. Ahora es mucho más libre. Una de las ideas del artista es mostrar un poco lo que sería la fotografía que está por venir, que ya está aquí, en la medida que la fotografía ahora permite imprimir sobre cualquier material y desarrollarla en objetos diversos. En la exposición también se incluyen pantallas de lámpara elaboradas con material fotográfico.

Otro tema que le interesa es el cambio climático. Ejemplifica con una postal donde se ven varios edificios recubiertos con escenas fotográficas de paisajes, sus reflejos tipo espejo, al parecer flotando en el espacio. Explica: Quiero pensar que así va a ser la colonia Condesa en 2050. Nos han dicho que con la falla de San Andrés va a haber mar en el Distrito Federal. Pero tal vez ya no va a haber gente. En estos bocetos para la ciudad, en vez de tener los anuncios tan espantosos, podrían poner un paisaje o unos cactos en los costados de los edificios.

Más que fotos futuristas, para Avilés su obra rompe con el esquema de la fotografía como se conoce, de los maestros que usaban cámaras y papeles clásicos. Ahora se puede hacer una fotografía más viva y más ecológica.