Ámsterdam, 24 de mayo. Escucho voces en mi interior, son amigos que me hablan todo el rato, están dentro de mí y me visitan.

Expresiones de este tipo, frecuentes en algunos pacientes siquiátricos, son estudiadas por siquiatras y sicólogos reunidos en un seminario internacional en La Haya, que buscan el posible origen neurológico de ese problema.

Cerca de 200 expertos se dieron cita en el seminario Alucinaciones, durante el cual se presentó el Diccionario de las alucinaciones, del holandés Dirk Blum, libro de 550 páginas que recoge dos mil casos sicológicos, que entran en el cuadro de lo que se conoce como alucinaciones, fenómeno que los pacientes suelen identificar con voces interiores o fantasmas que les hablan.

“Analizamos también las alucinaciones provocadas con, por ejemplo, determinados tipos de hongos como la Amanita reverie, que puede llegar a generar alucinaciones durante más de 15 horas seguidas”, explicó hoy la siquiatra Iris Zommer, jefa de unidad en la clínica universitaria de Utrecht, en el centro de Holanda, en el periódico De Volkskrant.

De acuerdo con Zommer, esos hongos pueden provocar diferentes visiones: figuras, a modo de demonios alados, representaciones extracorporales, en las cuales el sujeto que las padece se contempla a sí mismo en el cuerpo de otra persona, incluso de otro sexo y diferente edad, o las denominadas zoopsias, en las que se ven insectos por todas partes.

No obstante, la mayor parte de casos son de pacientes que oyen voces o sonidos, esto es, padecen las denominadas alucinaciones auditivas.

Zommer hizo algunas demostraciones prácticas. Por ejemplo, puso el fragmento de una grabación en la cual una paciente contaba qué le decían esas voces: tienes que morirte, Marian. Es culpa tuya que tus hijos se hayan ahogado. Eres mala y las personas malas deben morir.

Esas reacciones, dijo la experta, suelen derivar en sicosis y en paranoias. Hemos comprobado que la medicación nos puede ayudar a controlar las ideas paranoicas o los cuadros sicóticos, pero al menos en 25 por ciento de los casos, las voces ocultas siguen presentes, afirmó.

Una de las primeras conclusiones del seminario es que, a la hora de analizar de dónde provienen esas voces interiores, se puede hacer una especie de mapa del cerebro humano y, a la larga, localizar en qué hemisferio nacen esos sonidos.

En las personas que oyen voces interiores, se ha demostrado que ambos hemisferios del cerebro están igual de activos que los de una persona considerada mentalmente sana. En una persona afectada por las alucinaciones vocales, tanto las regiones cerebrales encargadas de la producción lingüística como las encargadas de la percepción lingüística están activas y actúan como si de verdad estuvieran percibiendo esas voces. Hemos estudiado el cerebro de esas personas y responde, desde el punto de vista neurológico, como si, de verdad, estuviera escuchando voces, dijo.

No obstante, los expertos han determinado que en este tipo de procesos es el hemisferio derecho el más activo. En personas supuestamente sanas, es justo al revés: el hemisferio más activo es el izquierdo.

Una de las preguntas es si los dos hemisferios de quienes escuchan voces interiores están bien conectados entre sí, y si la red sináptica cerebral está en orden.

Según André Aleman, del hospital universitario de Groningen, en Holanda, el cerebro de esos pacientes tiene conexiones que no funcionan bien entre la región de Wernicke (el centro sensorial, indispensable para poder comprender un idioma) y la de Broca (indispensable para hablar), explicó a la radio pública holandesa NOS.

Así, dijo Aleman, cuanto más graves son las alucinaciones, menor es la conectividad entre esas regiones cerebrales. En opinión del experto, la memoria desempeña un papel muy relevante en el cerebro de quienes escuchan voces interiores (las alucinaciones vocales o sonoras).

Nuestros estudios demuestran que, seis segundos antes de que la persona en cuestión escuche voces interiores, no se registra impulso alguno en el para-hipocampo, lo cual nos lleva a concluir que tal vez los recuerdos de tipo traumático tengan un papel destacado en la generación de voces, asegura.

Ello, de acuerdo con el experto, podría explicar el hecho de que muchos pacientes con trastornos postraumáticos tengan mayor riesgo de padecer cuadros sicóticos.