Se debe a desorden de emisiones y daño en la capa de ozono, dice el astrónomo Pablo Loera
Martes 25 de mayo de 2010, p. 3
Hermosillo, Son., 24 de mayo. De finales de abril a principios de mayo, el Sol atravesó por un periodo de intensa actividad en el que expulsó materia al espacio. Sin embargo, ese fenómeno no está relacionado con el aumento en los registros de rayos ultravioletas en la capital del país, comentó en entrevista el astrónomo Pablo Loera González, encargado de programas de divulgación del área de astronomía de la Universidad de Sonora.
El aumento de los rayos ultravioletas en el centro del país es, en su mayoría, resultado del daño a la capa de ozono, comentó el especialista, que trabaja en el observatorio solar Carl Sagan –instalado en el campus universitario en Hermosillo–, uno de los pocos del mundo que operan todos los días con transmisiones abiertas al público por Internet y que monitorea de manera constante la actividad solar.
Loera González destacó que la gran actividad por la que atraviesa el astro, relacionada con la vida en la Tierra, forma parte de su comportamiento recurrente. Son periodos que duran años; el Sol tiene dos: un ciclo principal de 22 años y dos subcíclos de 11 años. En este periodo (por el que pasamos) varían los niveles de su actividad y eso implica diferentes cosas; en particular puede ser aumento en la cantidad de radiación y la forma en que lanza la energía o la masa.
Señaló que, aun en los periodos de intensa actividad magnética y de expulsión de masa (como el actual), la cantidad de luz solar para los habitantes de la Tierra es siempre la misma, debido a que contamos con la presencia de diversas capas protectoras en la atmósfera, como la de ozono.
Escudos
La atmósfera tiene gran cantidad de capas, de escudos, que protegen a la Tierra; pueden pasar miles de cosas en el espacio, pero aquí no nos enteramos, pues estamos protegidos; de ahí que mucha de la información que recibimos del Sol viene del espacio, de satélites en órbita. Sin embargo, el aumento de la radiación en lugares como la ciudad de México se debe al desorden en lo referente a emisiones y el daño a la capa de ozono
, indicó.
Entre el 30 de abril y el 2 de mayo, el Sol expulsó enormes cantidades de gases.
Cuando el Sol emite radiación, por lo general no nos afecta mucho; sí hay un aumento en la cantidad de luz que emite, pero no nos impacta mucho, pero sí a nuestros satélites. Sin embargo, en estos casos, más que luz, hay gas, hidrógeno, que sale a muy altas temperaturas: 5 mil o 6 mil grados
, indicó.
Señaló que aunque en otras ocasiones las condiciones han sido las precisas para impactar a la Tierra, en las fuertes e intensas emisiones de gas o materia solar del 30 de abril al 2 de mayo, el único efecto directo fue el aumento de auroras en el cielo de los polos del planeta.
En México no nos han afectado directamente esas expulsiones de gas a altas temperaturas, aunque sí han causado auroras. El máximo efecto en la Tierra es que se vean más auroras, en el norte y sur del continente, y en los días pasados se reportaron más
, puntualizó.
Explicó que las auroras son un brillo que aparece en el cielo nocturno, usualmente en las zonas polares. En el hemisferio norte se les conoce como auroras boreales, y en el sur como australes.
Señaló que aunque no fue el caso en el reciente periodo, en ocasiones el aumento de material que choca con el campo magnético del planeta también llega a causar problemas de telecomunicaciones y de sobrecargas en los tendidos de alta tensión.