El sociólogo francés comparte el galardón en Comunicación con su colega Zygmunt Bauman
Los dos pensadores buscan desentrañar las claves de la era posindustrial
para comprender el sentido profundo de las grandes transformaciones de nuestra época
, determina el jurado
Viernes 28 de mayo de 2010, p. 3
Madrid, 27 de mayo. Los sociólogos Alain Touraine y Zygmunt Bauman fueron reconocidos hoy con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, al ser considerados entre los máximos exponentes del pensamiento actual
y porque sus métodos intelectuales son instrumentos conceptuales singularmente valiosos para entender el cambiante y acelerado mundo en el que vivimos
.
El francés Touraine, de 85 años, ha dedicado gran parte de su obra al estudio de América Latina, de manera destacada México, sobre todo a partir del alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), al que calificó en su día como el despertar de la sociedad mexicana
.
El jurado del prestigioso galardón decidió reconocer la larga e importante trayectoria de estos dos pensadores, quienes han centrado gran parte de sus investigaciones en la crítica a la modernidad, al modelo neoliberal y la cada vez más polarizada estratificación de la sociedad.
Desde ópticas y métodos distintos, tanto Touraine como Bauman intentar desentrañar las claves de esta era posindustrial
para encontrar en una serie de acontecimientos el sentido profundo de las grandes transformaciones de nuestra época
.
Touraine se interesó desde joven en América Latina, cuando vivió prácticamente la asonada militar contra Salvador Allende en Chile, pocos años después de su participación en la movilización estudiantil francesa del mayo del 68.
A partir de ahí se interesó de todo cuanto ocurrió en el último cuarto del siglo XX en Latinoamérica; desde las dictaduras militares y sus efectos devastadores en la destrucción del tejido social desde la base popular hasta, lo más reciente, su interés y vinculación en los primeros años del movimiento zapatista.
También ha investigado recientemente la base social creada a partir del gobierno de Hugo Chávez en Venezuela y de Evo Morales en Bolivia, siempre desde una óptica en la que sitúa al individuo como agente de los movimientos sociales, que son al final del proceso los auténticos catalizadores e impulsores de las verdaderas transformaciones sociales.
Touraine también ha sido crítico mordaz e implacable del modelo neoliberal y sus efectos en los países más pobres, al sostener que el actual sistema hipermercantilizado fomenta el individualismo más cerril.
El sociólogo francés ha viajado y estudiado México, país que conoció de joven pero que volvió a descubrir de la mano de los zapatistas tras su alzamiento y con su presencia en las zonas rebeldes. Incluso fue uno de los intelectuales que acompañó a la Caravana de 2005 y antes, desde que conoció los comunicados del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, se involucró en el respaldo internacional a los indígenas de Chiapas, al firmar varios comunicados de apoyo a los zapatistas y de condena al gobierno mexicano junto a otros pensadores, como Noam Chomsky y Manuel Vázquez Montalbán.
Precisamente en una de sus visitas más recientes a México, en 2005, Touraine consideró que el nuestro era un país muerto, paralizado
por la ineficacia del gobierno, pero al mismo tiempo destacó la enorme vitalidad de la sociedad civil, que intenta desde abajo transformaciones de gran calado.
“Lo que me llama la atención es que arriba se encuentra la reforma política fracasada, un sistema bloqueado, no hay mayoría-minoría: ahí es un país muerto, paralizado. ‘En el nivel intermedio están las instituciones, pero casi todo anda mal; no se hace nada porque el sistema político no lo permite, pero abajo hay una vitalidad extraordinaria. En este nivel México es el más vital del mundo. Los estudiantes, los jóvenes hacen cosas increíbles intelectual y materialmente: van con los indígenas, con los pobres, inventan cosas.”
Alain Touraine es autor de libros como Evolución del trabajo obrero en las fábricas Renault (1955); Sociología de la acción (1965); Conciencia obrera (1966); La sociedad posindustrial (1969) y Movimiento obrero (1984).
En relación con los aportes del sociólogo polaco Zygmunt Bauman, el jurado subrayó sus investigaciones sobre la estratificación social y el movimiento obrero, así como de la naturaleza de la modernidad y la supuesta conexión de ésta con el Holocausto. Destaca sobre todo su término modernidad líquida
, que ha tenido mucha influencia en los movimientos altermundistas surgidos a raíz del auge de los gobiernos neoliberales en el mundo a mediados de los años 90 del siglo pasado.
El galardón está dotado con 50 mil euros, además de la reproducción de una estatuilla diseñada por Joan Miró.
Este año ya han sido reconocidos con el Premio Príncipe de Asturias: el escultor estadunidense Richard Serra, en el rubro de Artes, y el equipo de arqueólogos chinos que trabajó con los guerreros y caballos de terracota de Xian, en el rubro de Ciencias Sociales.