Los estudios que realizará el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) a los restos de los 12 héroes insurgentes han reavivado la polémica en torno a la autenticidad de los mismos y a la pertinencia de los exámenes. Para la Comisión Organizadora de los Festejos por el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, es una forma de arrojar más luz sobre la vida, las enfermedades y complexión física, así como las circunstancias en que ocurrieron los decesos.

No se prevé realizar pruebas de ADN. Sólo se efectuarán trabajos básicos de limpieza, así como de antropología forense para determinar sexo, talla y número de personas a las que pertenecen los huesos, así como las causas de la muerte, informaron fuentes de la comisión.

Los estudios se llevarán a cabo en un laboratorio instalado ex profeso en el Castillo de Chapultepec, con instrucciones, hasta el momento, de no permitir el acceso a la prensa hasta que se tengan resultados oficiales.

La Comisión del Bicentenario, que encabeza José Manuel Villalpando, informó en un boletín que los restos se colocarán en urnas nuevas y serán trasladados al Palacio Nacional para ser exhibidos en la exposición México 200 años, la patria en construcción, que se inaugura en agosto y permanecerá abierta al público durante un año.

Será en 2011 cuando los huesos regresen al mausoleo ubicado en la base de la columna del Ángel de la Independencia, justo al conmemorarse el 200 aniversario luctuoso de Miguel Hidalgo y Costilla.

¿Son o no los restos mortales de Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama, José María Morelos, Mariano Matamoros, Mariano Jiménez, Francisco Xavier Mina, Vicente Guerrero, Leona Vicario, Andrés Quintana Roo, Nicolás Bravo y Guadalupe Victoria los que ayer recibieron honores militares por parte del gobierno federal panista?

María del Carmen Vázquez Mantecón, doctora en historia por la Universidad Nacional Autónoma de México y autora de la investigación Las reliquias y sus héroes (revista Estudios de historia moderna y contemporánea de México, 2005), explicó a La Jornada: hay pruebas que permiten dudar de la autenticidad de la mayoría de los restos que están en el Ángel.

Agregó que el gobierno calderonista “necesita legitimarse y va a hacer ese numerito que, desde mi punto de vista, es demagógico y sobre todo inútil. Ya Porfirio Díaz los sacó de Catedral en 1895 para darles su vueltecita y para que su nombre estuviera asociado con el culto a los héroes ‘que nos dieron patria’. Calderón, entonces, no está proponiendo nada nuevo.

Finalmente no es importante si son o no, sino el discurso que cada época política emplea para rendirles culto y las ridiculeces consiguientes que se les ocurren para homenajearlos. Con eso sí podemos divertirnos mucho los mexicanos, indicó

La directora general adjunta de Promoción Histórica de la Comisión del Bicentenario, Carmen Saucedo Zarco, en su texto La pérdida (hasta los huesos) de nuestro pasado (Expedientes digitales del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, 2010) afirma que hay diversas noticias de la venta de los restos.

También cuenta que cuando los vestigios estuvieron en la Catedral Metropolitana “a finales del siglo XIX, la voz de alarma la dio un obrero, quien, invitado a la cripta por unos albañiles que hacían algunos arreglos, vio cómo los peones sacaban los huesos para jugar con ellos.

“En 1893 una comisión inspeccionó la cripta, en la que encontraron ‘seis cráneos encima de una confusión de huesos’. Entre las tablas podridas y jirones de tela estarían –sin orden ni concierto– los restos.”

Saucedo añade que cuando se trasladaron las urnas al Ángel de la Independencia, en 1925, por instrucciones de Plutarco Elías Calles, alguien advirtió de la falta de los restos de José María Morelos. No parece haber indicios claros de la seriedad de estas sospechas, pero no hubiera sido raro que, en efecto, faltaran. No sólo los de Morelos se habían perdido o estaban incompletos, sino cualquiera de las osamentas podría estar en la misma situación, dada la persistente incuria en que permanecieron por demasiados años los huesos de los héroes que nos dieron patria.

La Comisión del Bicentenario asegura que los restos de los héroes fueron medidos e inventariados sólo parcialmente por diversos estudiosos de la antropología física entre 1893 y 1895, y más tarde entre 1911 y 1912; desde entonces no se han realizado estudios directos a los huesos.

Sólo se tiene la certeza de que se cuenta con cuatro cráneos, posiblemente de Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez, en una urna de cristal, coronada por un águila republicana dorada. Con ellos se podría hacer una reconstrucción de los rostros. Se sabe que las otras ocho cajas sólo contienen osamentas fragmentadas.