Se ha logrado que los internos ya sentenciados se reinserten socialmente por medio del trabajo
Martes 1º de junio de 2010, p. 10
Islas Marías, Nay., 31 de mayo. Esta prisión creada en 1905 por Porfirio Díaz, que sirvió para castigar lo mismo a criminales que a disidentes del régimen, constituye hoy para la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal el modelo penitenciario donde se logra que los internos ya sentenciados se readapten y reinserten socialmente por medio del trabajo comunitario y la capacitación para el empleo.
Esta cárcel, asentada en una de tres islas que integran un archipiélago frente a las costas de Nayarit, se ha convertido en el laboratorio donde ya se prueban mecanismos electrónicos de control regional para los reos y también se creará el sistema de visitas virtuales
por Internet, dado que muchos de los prisioneros se reúnen con sus familias solamente una vez al año, informó el subsecretario del Sistema Penitenciario, Patricio Patiño Arias.
En la Isla María Madre (que es donde está la prisión) se construyen instalaciones para albergar hasta 8 mil reos federales de baja y mediana peligrosidad, con sentencias máximas de siete años. Quienes habitan la isla en calidad de internos viven en un sistema de semilibertad, tienen acceso a programas de educación hasta nivel preparatoria e inglés, así como cursos de capacitación laboral en áreas de producción acuícola, camaronera y de ganado bovino. Además, algunos de los que ya han terminado sus sentencias y lograron capacitarse en algún área productiva han sido contratados por empresas que prestan sus servicios en la isla.
Asimismo, los hijos de los internos de este penal tienen acceso a educación desde prescolar hasta secundaria y también cuentan con apoyo en materia de cómputo, donde se les enseña robótica, ajedrez y matemáticas en la llamada Casa Telmex.
En los últimos cuatro años la prisión –nombrada Los muros de agua en una novela de José Revueltas– se ha ido recuperando de los daños que dejaron dos ciclones que afectaron el suministro eléctrico y de agua potable, las viviendas de los internos, los caminos de la isla y los medios de sobrevivencia y desarrollo.
Desde abril de este año todos los reos visten pantalón y camisola color beige. En la camisa tienen escrito un número en la parte superior izquierda.
Antes de que se convirtiera en penal federal, todos podían vestir del color que quisieran y no portaban número alguno.
En el Complejo Penitenciario Islas Marías habitan 2 mil 580 internos. De ellos 76 son mujeres. Para atender la seguridad y los trámites administrativos laboran 243 empleados de la Secretaría de Seguridad Pública federal, y 111 elementos de la Secretaría de Marina Armada de México brindan vigilancia perimetral en toda la isla.
Pero ellos no son los únicos en la isla María Madre; además de centenas de familiares de los presos también prestan sus servicios desde hace unos meses 545 empleados de distintas empresas constructoras, junto con mil 287 reos que se han encargado de levantar las nuevas estancias donde se albergarán otros 5 mil 500 presos provenientes de cárceles federales o estatales que quieran terminar sus sentencias en este penal.
Desde 1905 hasta 1986 funcionó una empresa salinera donde, a decir de los vigilantes, muchos de los que trabajaron allí perdieron la vida o la vista. Ahora se han creado en ese sitio estanques para la producción camaronera y se desarrollan proyectos productivos. Según Patricio Patiño, lo que se busca es que se autogenere 80 por ciento de la proteína que consumen los habitantes de la isla.