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El bailarín y coreógrafo partió en paz escuchando su música preferida, dice su hijo

Muere Kazuo Ohno, referente cultural desde el arte dancístico

A los 103 años era aclamado en el mundo por convertir su cuerpo en polvo, en luz, en tiempo, en espíritu

El instituto que lleva su nombre anuncia un homenaje-celebración a escala mundial

 
Periódico La Jornada
Jueves 3 de junio de 2010, p. 3

El bailarín y coreógrafo japonés Kazuo Ohno, uno de los fundadores de la danza butoh, cuya obra es considerada referente cultural al evocar la oscuridad y decadencia humanas, murió el martes en un hospital de Yokohama, Japón, debido a complicaciones respiratorias.

Tenía 103 años y, aunque limitado por algunos problemas de salud por su edad (requería de silla de ruedas), seguía admirando al mundo con presentaciones donde convertía su cuerpo en polvo, en agua, en luz, en tiempo, en espíritu.

Su hijo, el también bailarín Yoshito Ohno, explicó a su colega Gustavo Collini, que el maestro Kazuo, después de atravesar una pequeña crisis, con una actitud de paz y de tranquilidad, escuchando su música preferida, partió.

Esta información fue difundida por la Red Sudamericana de Danza, con sede en Argentina.

En los próximos días el instituto que lleva su nombre organizará en Japón (en fecha aún por definir) un homenaje-celebración, al que acudirán autoridades, personajes de la cultura, discípulos y artistas de todo el mundo.

Danza hacia la oscuridad

Kazuo Ohno nació en la ciudad de Hakodate, en la provincia japonesa de Hokkaido, el 27 de octubre de 1906. Su padre fue jefe de una cooperativa de pescadores y su madre, dice en su biografía, era buena para la cocina europea y tocaba la cítara.

Debido a la precaria condición económica de su familia, de adolescente fue enviado a estudiar con unos familiares en Akita. En 1926 asistió a la presentación del espectáculo de la bailarina española Antonia Merce, conocida como La Argentina, encuentro que marcaría su vida. No obstante, estudió para ser profesor de educación física.

Comenzó a bailar cuando se le pidió dar clases de danza a sus alumnas. Empezó su entrenamiento con los pioneros de la danza moderna en Japón: Baku Ishii y Takaya Eguchi. En 1938 fue enrolado en el ejército y permaneció nueve años en los campos de batalla, en China y Nueva Guinea, donde fue prisionero de guerra.

Al volver, en 1949, ofreció su primer recital en el Kanda Kyoritsu Hall de Tokio. Tenía 43 años. Una de sus primeras obras se tituló La danza de la medusa, inspirada, explicaba, en esos animales marinos que vio, al regresar de Nueva Guinea, cuando del barco arrojaban al mar a sus compañeros muertos por hambre o enfermedades.

Pero fue en 1950 cuando daría a luz su revolucionaria danza hacia la oscuridad, con la colaboración de Tatsumi Hijikata. Fue su respuesta por medio del arte al horror que dejó en su país la devastación de las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki.

Foto
El maestro japonés Kazuo Ohno, al centro, durante una de sus actuaciones de danza butoh en Tokio, en junio de 1998Foto Ap/ Kyodo News

Explicar el significado del butoh sería hablar de la vida misma y ésa es una respuesta muy difícil. Es la propia vida la que ha sido mi maestra de danza. En cada parte del mundo, un niño nace de la misma manera, gritando algo que nos es incompresible. Quisiera que mis danzas nacieran siempre así, como un niño que grita su amor y su dolor, señalaba el coreógrafo.

Ohno visitó México en 1989, invitado por el Festival Internacional Cervantino. En aquella ocasión contó a La Jornada que rumbo a Guanajuato se detuvo a comer fresas: estaba entretenido comiendo, cuando vi una planta muy curiosa entre las fresas. De pronto, percibí una voz que salía de ella.... me dejó impresionado.

Tenía 83 años y enamoró al público mexicano que tuvo el privilegio de ver su arte en el teatro Juárez de la capital guanajuatense. Muchas personas conservan en su memoria la imagen del bailarín envuelto en una capa, todo de blanco, deslizando sus pies al compás de un vals de Strauss, una sonata de Mozart, sonidos de mar, truenos, tormenta y el dulce sonido de la cítara acompañando un canto japonés, calzado el intérprete con zapatillas plateadas adornadas con una flor.

Acerca de esa coreografía, Ohno explicó que deseaba transmitir un sentimiento de abatimiento, como querer llorar, jugar, morir, vivir. Creo que la forma del alma es una masa no diferenciada que no puede ser dividida en partes.

Legado en todos los continentes

En México, la bailarina y promotora cultural Patricia Aulestia, expresó: estamos tristes en el mundo de la danza, pensamos que Kazuo iba a vivir 130 años. Fue un hombre ejemplar en todos los sentidos, en el cuidado del cuerpo y el espíritu. Deja un legado en todos los continentes.

Aulestia explicó que Ohno marcó América Latina con la danza butoh, porque varios creadores comenzaron a realizar una introspección dentro de sus raíces, de sus antepasados, en un proceso a base de mucha concentración.

Agregó que bailarinas, como la ecuatoriana Susana Reyes o la mexicana Rossana Filomarino, han tenido influencia de Ohno al retomar en sus obras ir hacia adentro del ser con movimientos largos, intensos y profundos.

Con información de Mónica Mateos-Vega, Fabiola Palapa y Notimex