Santillana del Mar, España, 8 junio. La cueva de Altamira, situada en el norte de España, que conserva uno de los conjuntos pictóricos más importantes de la prehistoria, volverá a ser visitada luego de ocho años de permanecer cerrada al público, aunque el acceso será controlado.

Así lo anunciaron hoy la ministra de Cultura española, Ángeles González-Sinde, y el presidente regional de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, tras la reunión del nuevo patronato del Museo de Altamira en la localidad cantabra de Santillana del Mar.

Un grupo de trabajo que se reunirá por primera vez este viernes será el que decida cuántos visitantes podrán acceder a la cueva. Lo formarán representantes y expertos de las instituciones que componen el patronato de Altamira y fijará para final de este año el régimen de visitas.

La voluntad del patronato es que, con todos los controles que sean necesarios, haya una accesibilidad, aunque sea mínima, a la cueva, manifestó Revilla, quien desea que el primero en visitar el lugar sea el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Ya tengo redactada la carta (de invitación). Y en inglés, aseguró.

La cueva de Altamira es considerada la Capilla Sixtina del arte rupestre. Declarada Patrimonio de la Humanidad en 1985, su conjunto pictórico pertenece a los periodos magdaleniense y solutrense. Ahí llama sobre todo la atención el realismo de las figuras representadas.

Cambio microambiental, alertan

La cueva de Altamira, con sus dibujos de 14 mil 500 años de antigüedad, fue descubierta en 1879 y se convirtió así en un punto de partida para la investigación del arte del paleolítico.

La caverna se cerró al público entre 1977 y 1982. En este último año volvió a abrirse, aunque con un régimen restrictivo de visitas, hasta septiembre de 2002, cuando volvió a quedar vedada al público. Un año antes, no obstante, se había abierto ya una réplica de gran calidad situada cerca, que desde entonces ha recibido 2.5 millones de visitantes.

El Centro Superior de Investigaciones Científicas se manifestó el pasado abril, de forma crítica, contra la posible apertura del sitio al público.

La entrada continuada de visitantes provocaría un nuevo cambio microambiental y nuevos aportes de nutrientes que podrían conducir a una fase de proliferación de microorganismos que pueden dañar la cueva de Altamira, indicó la institución en un informe.