Aunque se desconoce el volumen existente, se incautan más que el sexenio pasado
Domingo 13 de junio de 2010, p. 3
La capacidad de fuego de la delincuencia organizada se ha incrementado de manera exponencial a partir de la declaración de guerra
contra los cárteles de la droga, hecha por el presidente Felipe Calderón en diciembre de 2006. Estadísticas del gobierno mexicano lo comprueban: en promedio, entre 2002 y 2006 se aseguraban 2 mil 500 armas anualmente. En el lapso 2007-2009, la media anual fue de 14 mil 768.
En junio de 2009, el gobierno de Estados Unidos, por conducto del Grupo de Apoyo Operacional, reportó que funcionarios del gobierno de Calderón reconocieron que en años recientes los grupos criminales que operan en México han adquirido un mayor número de armas, más poderosas y letales.
A pesar de que ni las autoridades mexicanas ni las de Estados Unidos conocen el volumen de armas ilícitas que circulan en nuestro territorio, se detecta su existencia “cuando se efectúan acciones legales sobre su trasiego, posesión, acopio o portación en flagrancia, o cuando son usadas en algún enfrentamiento o en una ejecución.
“Los aseguramientos más significativos se realizan en el país como resultado de enfrentamientos entre grupos antagónicos, cateos o hallazgos”, señala el informe Tráfico de armas México-USA, de abril de 2009.
Supuestamente no hay grupos organizados que vendan armas a los cárteles del país, pero se precisa que “a lo largo de toda la frontera con México existen algo más de 12 mil establecimientos de venta de armas a los alrededor de cien mil permisionarios que las venden legalmente en todo el territorio de Estados Unidos, en negocios legalmente constituidos o a través de las llamadas ferias de las armas (gun show), que de la misma manera operan a lo largo de la franja fronteriza”.
El informe reconoce que el mercado formal de venta de armas es muy grande y es mínimo el control para su venta
.
Los arsenales que las autoridades de ambas naciones han detectado en manos de cárteles de la droga han sido creados en países como China, Estados Unidos, Italia, Bélgica, Alemania, Japón, Rumania, España y Austria.
Las estadísticas refieren que 95 por ciento de las armas ingresan a México desde Estados Unidos y que el valor de cada pieza va de 800 a 2 mil dólares.
Los informes mexicanos apuntan que más de 55 por ciento de 58 mil 166 armas que ha asegurado únicamente la Sedena en este sexenio son piezas largas, la mayoría fusiles de asalto.
Los estados donde se han incautado más armas largas son: Michoacán, Tamaulipas, Sinaloa, Sonora, Baja California y Chihuahua.
Por lo que hace a municiones, los estados con más decomisos son: Tamaulipas, Baja California, Michoacán, Sonora, Sinaloa y Chihuahua.
En cuanto a granadas, son: Tamaulipas, Michoacán, Chiapas, Sinaloa y Nuevo León.
Los análisis gubernamentales refieren que “las organizaciones delictivas identificadas como cártel del Golfo y Los Zetas son las de mayor presencia y activismo delictivo y violento. A estas organizaciones se les ha asegurado el mayor número de armas de fuego y de características especiales por su versatilidad, potencialidad lesiva, alcance, penetración y volumen de fuego.
“Destacan las armas tipo cohetes antitanque, lanzacohetes, lanzagranadas, aditamentos para lanzagranadas, granadas de distintos tipos; fusiles Barret calibre 50 milímetros, así como armas de fuego de nueva generación: la subametralladora y la pistola FN Herstal de fabricación belga, conocida como matapolicías.”
El segundo lugar “en cuanto al aseguramiento de armas de fuego convencionales y de características especiales es el llamado cártel de los hermanos Arellano Félix, a cuyas células operativas, cada vez de menor presencia a causa de la detención de sus principales dirigentes, se les ha asegurado, en menor proporción, algunos fusiles Barret, lanzacohetes y subametralladoras.
“En un tercer sitio se encontraría el denominado cártel del Pacífico y grupos afines con presencia significativa, pues (...) se les ha detenido en posesión de armas cortas y fusiles de asalto de características convencionales y, excepcionalmente, se les han asegurado lanzagranadas y granadas.”
El pasado 3 de junio, durante la 28 sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública, el presidente Felipe Calderón señaló que a su juicio el problema de inseguridad que hoy nos aqueja se explica especialmente por un cambio de modelo en la operación de las organizaciones criminales.
“Por mucho tiempo, por décadas quizá, las bandas delictivas se dedicaron exclusivamente al tráfico de drogas hacia Estados Unidos. Su prioridad era garantizar que sus envíos cruzaran la frontera, para lo cual su estrategia clave era controlar rutas de tránsito y puntos de cruce hacia aquella nación exclusivamente. Por eso actuaban con un bajo perfil ante las autoridades y la ciudadanía. Su estrategia se centraba, precisamente, en no ser descubiertos.
Ese fue el modelo que siguieron hasta mediados de los años 90, cuando optaron por diversificar y ampliar sus actividades delictivas
, afirmó.
Luego vino, a decir del mandatario, una nueva estrategia que supuso pasar de un perfil que “evadía la confrontación y la presencia en la ciudadanía y frente a las autoridades a un perfil en donde se incrementaron los niveles de violencia.
“Para dominar territorios, para hacer sentir su fuerza, los criminales aumentaron su poder de fuego, no sólo con el propósito de intimidar a rivales que les disputaban el control de tales territorios, sino también para paralizar a las autoridades y atemorizar a la sociedad.
“Esto se tradujo en ejecuciones, agresiones, mantas y amenazas dirigidas a bandas delictivas opuestas, pero también a las autoridades y a los ciudadanos (...) y, desde luego, la realización de homicidios con una violencia inusitada.”
En ese contexto, las estadísticas nacionales indican que mientras en 1994 se aseguraban 11 armas diariamente a grupos ligados con el narcotráfico, en 2000 se reportaban 20 piezas decomisadas por día; en 2006 eran 12; a partir de ahí el número aumentó a 26 diarias en 2007; 58 en 2008, 83 en 2009 y 87 al día en lo que va de 2010.