Los alemanes no perdonan
scaso sabor futbolístico, hasta el momento, ha tenido Sudáfrica 2010. Con excepción del Inglaterra-EU, los otros duelos han sido nivelados y con poco atractivo para la tribuna.
En un año mundialista tal vez no fue benéfico para los fanáticos el triunfo del Inter sobre el Barcelona. Que un futbol resultadista se impusiera al juego ofensivo no es un buen augurio para los que, como dice Eduardo Galeano, andan en busca del balompié brillante más allá de las playeras.
O tal vez 32 equipos son demasiados en este torneo. En aras del poder y el dinero, la FIFA aumentó el número de participantes y por eso algunos equipos parecen comparsas y unos duelos son algo desabridos. Lo mejor se verá hasta la siguiente ronda, algo así como la liguilla de nuestro campeonato.
Pero ya llegó Alemania. Y, como dijo Gary Lineker, el futbol es un deporte que inventaron los ingleses, donde juegan 11 contra 11 y siempre gana Alemania. En su presentación, los germanos hicieron válida la frase y mostraron tal vez el mejor juego hasta el momento.
Alemania vive sin Ballack. Por supuesto Australia no es un sinodal para medir fuerzas, pero dio gusto ver los pases verticales, la velocidad, la fuerza y la contundencia ante la portería. Los teutones no perdonan, y eso es lo que caracteriza a un equipo grande.
Ghana también sobrevivió a una gran ausencia, la de Essien. Consiguió un importante triunfo sobre Serbia que lo acerca a la clasificación, ya que para el próximo duelo enfrentará a los vapuleados australianos y seguirá contando con el apoyo del público sudafricano.
Serbia, la selección del recordado Bora Milutinovic, debutó con una derrota en su presentación como país independiente. Se esperaba más de la escuadra que mandó al repechaje a Francia.
De Eslovenia se empezó a conocer aquí cuando Ana Gabriela Guevara la eligió como lugar de entrenamiento. Los eslovenos eliminaron a Rusia y ayer contaron con la colaboración del portero argelino para conseguir su primer triunfo en mundiales, para malestar de Zinedine Zidane, quien ahora la pasa jugando futbolito y haciendo comentarios parcos para la televisora de San Ángel.
Hasta antes de la goliza alemana, en siete juegos se habían anotado nueve goles. Magra cosecha que reflejaba los esquemas conservadores, pero lo bueno es que ya llegaron los germanos.