El gran teocalli de la guerra sagrada preside la exposición Moctezuma II: tiempo y destino de un gobernante, que esta noche se inaugura en el museo del Templo Mayor.

Por primera vez se mostrará al público el monolito de Tlaltecuhtli y los objetos prehispánicos hallados en el lugar donde fue descubierta la colosal piedra labrada.

Eduardo Matos Moctezuma, curador general de la magna exposición, que consta de alrededor de 208 piezas prehispánicas, adelanta a La Jornada el recorrido museográfico que, aseguró el arqueólogo, será espectacular y permanecerá en el museo de sitio del Templo Mayor hasta enero de 2011.

Este martes, explica Matos Moctezuma, todavía se ultimaban detalles de la muestra que antes se montó en el Museo Británico y que en el Templo Mayor tendrá un recorrido similar al del recinto londinense.

El teocalli sagrado abrirá el recorrido; es una pieza prestada por el Museo Nacional de Antropología y es totalmente simbólica porque representa un templo azteca. En la parte alta tiene un disco solar y a los lados están representados Huitzilopochtli y el emperador Moctezuma II, mientras en la parte posterior se observa el símbolo de Tenochtitlán, con el águila parada sobre una nopalera y una serpiente en cuyo pico aparece el símbolo de la guerra.

Enseguida, prosigue, en la parte izquierda del recinto se inicia la narración del linaje del tlatoani mexica, pero eso no significa que sea una muestra biográfica, sino se presenta el momento histórico que le tocó vivir al emperador, abatido por las huestes de Hernán Cortés durante la conquista.

También será colocada la réplica del penacho de Moctezuma, cuya pieza original se encuentra en Viena, para contextualizar el poderío que ostentó esa civilización en Mesoamérica.

Nueva joya arqueológica

El público se adentrará, prevé Matos Moctezuma, en los detalles de la expansión del imperio y de la llegada de los españoles, para lo cual se exhibirá una figura de guerreros, así como piezas que formaron parte de la muestra montada en el Museo Británico.

En el recorrido aparece la importante ofrenda llamada 102, la cual se caracteriza por haber sido hallada debajo del monolito de Tlaltecuhtli y consta de diversos objetos prehispánicos rituales, como telas, cetros, restos de madera y papel, además de atavíos en honor de Tláloc.

Asimismo resultará espectacular el montaje de la gran piedra labrada de la deidad de la tierra de más de 12 toneladas y con sus colores originales, que podrá ser vista desde los tres niveles del museo.

Para ese contexto fueron colocadas seis vitrinas con diversos elementos hallados en las ofrendas colocadas debajo de la escultura de Tlaltecuhtli.

Fragmento del monolito de Tlaltecuhtli, que podrá admirarse en el Museo del Templo MayorFoto Cortesía INAH

Así comienza el recorrido colonial, el cual es muy interesante, añade Eduardo Matos.

Se observa un pendón español y un biombo del siglo XVIII. Este último muestra escenas de la Conquista y es impresionante porque mide más de cinco metros de largo.

También se montaron piezas en hierro, como un protector para cabeza de caballo y un peto donde se lee la palabra Alvarado, el cual suponemos que fue de Pedro de Alvarado.

De ese mismo momento histórico se exhibe el Códice Moctezuma, el cual es muy interesante porque representa la versión indígena de la muerte del tlatoani; refiere que el rey sucumbió a manos de los conquistadores y no apedreado por el pueblo de Tenochtitlán, explica Matos.

Finalmente, la pintura del tlatoani, que data del siglo XVIII, se colocó en el costado derecho del vestíbulo, donde se exhibe permanentemente un tzomplantli. La imagen quedó impresionante, porque sugiere la muerte de Moctezuma mostrando como fondo los cráneos.

Para Eduardo Matos Moctezuma no queda duda de que la exposición será visitada por numeroso público, para lo cual las autoridades del museo y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se han preparado con antelación.

La inauguración de Moctezuma II: tiempo y destino de un gobernante, anuncia el artífice del Proyecto Templo Mayor, será hoy a las 19 horas en el recinto del Centro Histórico, encabezada por Consuelo Sáizar y Alfonso de Maria y Campos, titulares del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y del INAH, respectivamente.

Al respecto, Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor y quien encabeza las investigaciones científicas en torno a Tlaltecuhtli, manifiesta a este diario: La inauguración será un momento significativo porque se cumplirán muchos de nuestros anhelos de los años recientes. El principal es, sin duda alguna, dar a conocer al gran público una nueva joya del patrimonio arqueológico nacional y universal, cuya restauración ha concluido con éxito unas semanas antes de la exposición.

Otra meta, indica López Luján, es transmitir a los visitantes los nuevos conocimientos sobre la civilización mexica que son resultado de las excavaciones efectuadas en el Templo Mayor.

Para los especialistas, admite, será importante la primera reacción del público ante el colorido cuerpo, mitad humano y mitad animal, de la diosa de la tierra. No podemos dejar de evocar un momento similar de nuestra historia, cuando la Coatlicue fue expuesta en 1790 en el patio de la Universidad y venerada por muchos indígenas, que le llevaron flores.