La directora argentina Natalia Smirnoff, cuya película Rompecabezas se ha vendido en muchos países, excepto en América Latina, arremetió contra el machismo que impera en esa región, en una entrevista en París en ocasión del estreno de su filme en Francia.

La película se ha vendido en todo el mundo; incluso en Israel; en Suecia, en Estados Unidos, en Japón, en Australia... pero no en América Latina, destacó la cineasta, quien estima que la razón principal es el machismo.

Y Argentina, como el resto de América Latina, sigue siendo muy machista, subrayó la cineasta de 38 años, quien dice que el filme ha provocado reacciones violentas entre muchos hombres.

La película, que compitió en el pasado Festival de Berlín, cuenta la historia de María del Carmen, abnegada madre de familia que recibe, al cumplir sus 50 años, un rompecabezas de regalo, y descubre que posee un talento especial para armarlos.

A la sombra de esa pasión, la mujer, interpretada por la actriz María Onetto, conoce a un hombre (Arturo Goetz) con el que se entrena para un campeonato mundial de armar rompecabezas.

Así, descubre el derecho a armar su destino, fuera del estrecho marco de su hogar.

Algunos hombres reaccionaron con violencia frente a esta figura femenina, maternal, que luego cambia y contempla incluso tener amante, dijo la realizadora.

Smirnoff cuenta que una compradora de filmes colombiana le dijo que adoraba Rompecabezas, pero que no podía comprarla porque hablaba de adulterio.

Smirnoff señaló que para ella, lo más interesante del personaje femenino es ese lado discreto, abnegado, que da prioridad absoluta a su marido e hijos.

Siempre estuve fascinada por la generosidad absoluta que permite a algunas personas ser felices sólo con la felicidad de los otros, señaló Smirnoff, quien firma con Rompecabezas su opera prima, para la que recibió financiamiento francés (Fonds Sud) y del Instituto Nacional de cine y artes audiovisuales de Argentina.

Aunque tengamos a Cristina Kirchner de presidenta, y que buena parte de las mujeres trabaje, Argentina sigue siendo muy machista, recalcó.

“Incluso ahora en Argentina, las mujeres de la burguesía sienten orgullo de consagrar todo su tiempo a sus esposos, diciendo que ‘su tiempo es más precioso que el mío’”, anota.

Smirnoff lo atribuye a la educación que reciben las mujeres, a quienes se les enseña a preocuparse siempre de los otros. Con los hombres, no ocurre eso, enfatizó.

Quizá yo conozco bien esa situación porque fui asistente de dirección durante años, agrega Smirnoff, quien trabajó para varios realizadores argentinos, entre ellos Alejandro Agresti, Pablo Trapero, Ariel Rotter y Marco Bechis, como asistente de dirección o directora de casting.