Una promesa
de 35 años de edad y 2 nulidades aburrieron en la novillada de Mixcoac
Arturo Macías El Cejas continúa en España y ahora actuará en la tradicional feria de Burgos
Lunes 21 de junio de 2010, p. a50
Diego Silveti, hijo del rey David y nieto y bisnieto de toreros grandes, fue herido ayer en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, cuando se preparaba para entrar a matar al primer novillo de su lote. El animal le infirió una cornada en la cara interna del muslo izquierdo, pero los médicos no lo reportaron como grave.
En su primera temporada en el reino de Juan Carlos I, el joven aspirante a figura de los ruedos ha tenido buena acogida de público y prensa, y la de ayer era su actuación de mayor importancia hasta ahora. Las breves crónicas disponibles acerca de ese festejo coinciden en que el mexicano resolvió con enjundia las dificultades que le planteó la res, pero no pudo evitar la cornada a la hora de la suerte suprema.
¡Córtate la coleta!
Mientras tanto, en la Plaza México, unas 500 personas a lo sumo se reunieron para presenciar la tercera función de la temporada chica. En esta ocasión, la exigente
empresa que regentea el veterinario Rafael Herrerías contrató como tercer espada a una joven promesa
llamada Roberto Morales, que nació en Celaya, Guanajuato, hace tan sólo 35 años y que no sabe para qué sirven los capotes, las muletas, las banderillas y los estoques, pues en todos los tercios y en todas las suertes no hizo otra cosa que el ridículo.
Sus alternantes, Alejandro Corona, michoacano de 19 años, y Fernando Cantú, regiomontano de 23, provocaron de los escasos asistentes un grito que también escuchó Morales: ¡Córtate la coleta!
, en alusión al penoso espectáculo que el domingo anterior ofreció Cristian Hernández, cuando presa del pánico se negó a torear a su segundo enemigo y se retiró de los ruedos, trazando un camino que deberían tomar, sin dudarlo un momento, los tres mamarrachos de ayer.
Estaba tan aburrida la novillada, que lo más interesante de la tarde apareció en el programa de mano, donde entre siesta y siesta este cronista encontró la historia de la ganadería de Ernesto Cuevas, que aportó un encierro bonito pero manso, salvo el sexto, que tenía raza. Este hierro fue forjado en 1927 por Carlos Lascurain en Tepeji del Río, Hidalgo, con sangre de Zacatepec y de San Mateo.
Diez años después, en agosto de 1937, debutó en el Toreo de la colonia Condesa, con una novillada para Eduardo Solórzano, Francisco Hidalgo y Gregorio García. El 7 de enero de 1940 participó por primera vez en una temporada grande, con una corrida de ocho toros para la rejoneadora Conchita Cintrón y los matadores Pepe Ortiz El Orfebre Tapatío, Fermín Rivera y Ricardo Torres.
Una década más tarde, el 15 de abril de 1951, se presentó en la México con siete toros, uno para el caballista Juan Cañedo y seis para los muleteros Luis Procuna, Paco Muñoz y Rafael Rodríguez El Volcán de Aguascalientes. En quinto lugar salió Muñeco, de 440 kilos, y por su bravura y nobleza fue el primer toro indultado en Mixcoac; sin embargo, ensordecido por los gritos de la multitud, Procuna no oyó los clarines del juez y lo mató de un estoconazo. Conmovida, la gente sacó los pañuelos, la autoridad otorgó dos orejas pero el público insistió en que el ganadero, ya entonces llamado Ernesto Cuevas, diera la vuelta al ruedo con ellas.
Por otra parte, desde España, llegan noticias sobre Arturo Macías El Cejas, quien ahora se presentará en la tradicional feria de Burgos. Ojalá que algo esté aprendiendo en aquellas tierras porque, se lo dicen todas y todos, no puede seguir así: quedándose quieto pero sin desarrollar sus conocimientos ni ampliar su repertorio.