Opinión
Ver día anteriorLunes 28 de junio de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Toros
Los títeres de Don Quijote
L

a tarde se vino abajo y el cielo albiceleste en el horizonte recogía tonos multicolores para que sonara una música fantasmal a los acordes de las golondrinas para que se despidieran los jugadores mexicanos de la catedral del futbol dejando atrás las fantasías encerradas en los túneles del estadio, sin poesías vibrantes, ni triunfos gloriosos, sólo las luces encandiladoras de la derrota pero eso sí, sin perder el deseo siempre insatisfecho de la gloria con la mujer inalcanzable y toda la carga de pasión que se esfuma prendida a un balón volando por los aires.

Los aficionados al toro contemplamos como iba cayendo la tarde en la que el futbol nos desplazó de nuestra plaza de toros. En la misma forma en que ha desplazado a los novilleros de la leyenda, los desarraigados, los que no tienen influencias para presentarse en el ruedo insurgentino, en constante giro y volar inquieto de inseguros pies y capotes que sombreaban antiguamente con sus pliegues, el azul vaporoso y pálido, y el calor a tono de su rúbrica de asoleados por la vida, descubridores de vivas piruetas cirqueras que la magia torera armaba y deshacía.

Sean futbolistas o aspirantes a toreros revestidos de marginales, encendieron un amarillo medroso y aparecieron cual auténticos fantasmas que según los clásicos antecedentes de estos espíritus encarnan los novilleros de la leyenda y los futbolistas de los barrios y de los pueblos, soñando con ser figuras mundiales. Marginales disfrazados de futbolistas y de toreros con sus vestimentas ajustadas al cuerpo, el paliacate rojo al cuello, una pulida y respetada calva después de años de recorrer las fiestas pueblerinas, novenarios para terminar su recorrido de la legua, si les va bien a la Monumental de Insurgentes o en algún estadio de futbol con público, ya cuarentones, totalmente impotentes, sin pizca de estructura y hacer el ridículo que los despoja de una vida de fantasías.

Con la parafernalia de la publicidad televisiva, los seleccionados mexicanos desinflaron de golpe las fantasías y se encontraron en ridículas posiciones, en un repetir de cada cuatro años, similar al de los novilleros de la legua en las carreteras entre el viento que gime entre las orillas de los ríos, a la luz ritual de la luna. Derrota que se contagia a los millones de mexicanos que, identificados con los futbolistas, se nos caen las fantasías colocadas en maniacas victorias.

Es tal la fuerza de las fantasías aceleradas en la publicidad televisiva que el día de ayer se volvió una fiesta familiar y social que parece desplazar a la navideña o la de año nuevo. Lástima que lleve como destino la derrota, la destrucción y la confrontación con una cruda realidad sin salida, marcada por el hambre, la inseguridad y la violencia. Mientras los titiriteros del dinero juegan con los títeres al futbol con nuestro sino de marginales. Don Quijote y sus retablos siguen presentes.