El Museo Martin Gropius Bau recibe magna exposición de esa cultura mesoamericana
Europa nunca había visto una muestra de esa naturaleza, resalta el titular del INAH
Ni en China floreció una urbe de la importancia de la ciudad de los dioses, señala el director del recinto
Jueves 1º de julio de 2010, p. 6
Berlín, 30 de junio. Los secretos de Teotihuacán, la enigmática civilización que floreció en Mesoamérica entre los años 100 aC y 650 dC, llegan a Berlín con una magna exposición que promete convertirse, al igual que la muestra Frida Kahlo, en un imán para el público germano.
Un total de 450 piezas, la mitad nunca vista en Europa, permiten acercarse a una civilización cuyo apogeo se reflejó en el surgimiento de la mayor metrópoli del continente americano, aunque su desaparición sigue sin explicarse en definitiva.
Hace mil 500 años, en el periodo clásico, Teotihuacán se extendía sobre 23 kilómetros cuadrados y era la ciudad más influyente de la región y, con 160 mil habitantes, era la más grande del mundo; ni en China floreció una urbe de estas dimensiones
, dijo ante periodistas Gereon Sievernich, director del Museo Martin Gropius Bau.
Europa nunca había visto una exposición de esta naturaleza
, expresó a La Jornada Alfonso de Maria y Campos, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Ha habido muchas exposiciones mayas y aztecas, pero nunca una sobre los teotihuacanos. Muchos de nuestros visitantes conocen las pirámides de Teotihuacán, pero no los objetos ligados a ellas. El espacio maravilloso es lo que en realidad domina y no habíamos podido entender la relación entre ese gran espacio y los objetos que con el tiempo se fueron reuniendo en diversos museos del INAH y en algunas bodegas, pero que, o no estaban aún listos para ser exhibidos, o no habían encontrado un lugar en el discurso museístico del Museo Nacional de Antropología
en la ciudad de México.
Muestra dedicada a Felipe Solís
La muestra ha sido dedicada al antropólogo Felipe Solís Olguín, ex director del Museo Nacional de Antropología, quien inició el proyecto y fue su curador hasta su muerte, el año pasado.
Felipe Solís dejó una escuela y una manera de ser que está presente en esta exposición
, dijo De Maria y Campos, y señaló que el trabajo de dos años para clasificar y valorar las piezas ha reportado un beneficio a la investigación.
Más allá de la difusión de la imagen de México, conjuntar una serie de piezas que estaban dispersas nos da una lectura mucho más rica, entendible para todos, de lo que era la gran civilización teotihuacana.
Lo que representaron los griegos y los romanos para Europa, explicó el titular del INAH, lo fueron los teotihuacanos para América. Fue la cultura que inventó los dioses y los grandes mitos que luego fueron retomados por otras civilizaciones. Quetzalcóatl pasó a los aztecas y a los yucatecos a través de otros nombres; nos dieron una variedad de imágenes que son propias de una cultura originaria. No las tomaron de nadie, pero las transmitieron a otras civilizaciones.
Alfonso de Maria y Campos indicó que México tiene una arqueología viva. “Constantemente trabajamos para entender nuestro pasado. En las excavaciones encontramos ‘barrios’ de culturas que provenían de otras regiones, como los barrios oaxaqueño y zapoteco; por eso encontramos la presencia de materiales que provenían del centro de México o plumas de Centroamérica.” Explicó que en Teotihuacán hubo un comercio muy intenso, lo que obligó a su pueblo a ser guerrero por necesidad.
Fundada sobre una zona de cavernas y ríos, la ciudad de las pirámides se encontraba cerca de las minas de obsidiana, importantes para la producción de cuchillos y armas para la guerra. Entre las piezas figuran 15 fragmentos de gran tamaño de pintura mural, cuyos vibrantes colores se han preservado a lo largo de 2 mil años.
Los organizadores de la exposición afirman que es la primera y con seguridad la última vez que dichas piezas salen de México. Entre los objetos hay esculturas de piedra, como la de Quetzalcóatl mediante la monumental serpiente emplumada, máscaras, deidades y representaciones de animales.
La muestra, inscrita en las celebraciones por el bicentenario de la Independencia de México, ya se montó en Francia y en Suiza. Después de Alemania es probable que haga escalas en Italia y Dinamarca.