Berlín, 30 de junio. Disidentes en la coalición de la canciller federal alemana Angela Merkel la obligaron a resistir este miércoles tres rondas de votación antes de elegir a su candidato a la presidencia del país, en una muestra de desencanto con su liderazgo.

El candidato conservador de Merkel, Christian Wulff, derrotó a Joachim Gauck, un defensor de los derechos civiles sin afiliación partidaria, en una maratónica asamblea especial para elegir al jefe de Estado, una figura principalmente ceremonial.

Por tercera vez en la historia desde la posguerra, una elección presidencial precisó una tercera ronda, algo que analistas calificaron como una bofetada para la canciller, quien ha tenido problemas para hacer valer su autoridad en la coalición de gobierno, formada hace nueve meses.

Al final del día hemos tenido un resultado muy convincente, declaró Merkel, mientras su aliado Guido Westerwelle, de los Liberales Demócratas, dijo que otros presidentes elegidos en tercera rondas se habían convertido en grandes figuras de la república.

Pero Angela Merkel se vio privada de una clara victoria que necesitaba para contrarrestar reveses como las renuncias de alto perfil en la centroderecha –contando la sorpresiva salida en mayo de Horst Koehler como presidente– y críticas a su liderazgo en la crisis financiera y su reciente paquete de austeridad.

El supuestamente candidato seguro de la canciller federal, el primer ministro de Baja Sajonia, fracasó en el intento de ganar la mayoría absoluta requerida en las dos primeras rondas pese a tener, en los papeles al menos, 644 de los mil 244 escaños en la Asamblea de parlamentarios y representantes estatales.

La coalición se había preparado para algunos votos rebeldes, pero no a esta escala. A Wulff casi le faltaron dos docenas de votos de los 623 necesarios para una mayoría absoluta en la primera ronda. Las cosas no mejoraron mucho en la segunda votación.

En la tercera ronda, que es decidida por mayoría simple, finalmente reunió 625 votos.

La inesperadamente difícil contienda se debió en parte al amplio atractivo de Gauck, un pastor protestante de 70 años que se resistió al régimen comunista en la ex Alemania del este y que entre 1990 a 2000 dirigió una comisión investigadora sobre la policía secreta, la Stasi.

El drama que rodeó a la votación era tal que cientos de personas estaban reunidas fuera del edificio del Parlamento para seguir los acontecimientos en el interior de él por las pantallas gigantes de televisión.