Maniobran los equipos de ambos candidatos para declarar el triunfo antes de tiempo
Lunes 5 de julio de 2010, p. 9
Culiacán, Sin., 4 de julio. Los candidatos al gobierno del estado, Jesús Vizcarra Calderón y Mario López Valdez, se vacunaron
contra la derrota electoral al anunciar casi a la misma hora que habían ganado el proceso electoral celebrado ayer.
Al cierre de la edición de este diario la moneda seguía en el aire. Lo único cierto era que en el conteo del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) 122 mil 660 votos (51.15 por ciento) eran para el abanderado del PAN-PRD-Convergencia, López Valdez, y 117 mil (46.99) para el representante del PRI-PVEM y Nueva Alianza, Vizcarra Calderón, con 23 por ciento de las actas contabilizadas.
A la media noche López Valdez conseguía mayor número de votos en 12 distritos, y Vizcarra también llevaba ventaja en los 12 restantes. Estos resultados aún no marcaban tendencia de triunfo para ninguno de los dos.
La indefinición en el resultado del proceso, que se calificó de histórico en el Consejo Estatal Electoral (CEE) porque el número de ciudadanos que acudieron a las urnas alcanzó 57 por ciento, arrastró a Vizcarra a declararse ganador de la contienda exactamente a las seis de la tarde, una vez que se decretó el cierre de las casillas.
Al mismo tiempo, del lado de la oposición, López Valdez dijo a sus seguidores que sí había un triunfador en Sinaloa: era él.
Como sucedió desde el mediodía, en que las dos fuerzas políticas en disputa se daban por ganadoras de la elección con base en resultados preliminares de sondeos de salida –y a pesar de que los encuestadores las desmentían–, los dos candidatos recurrieron al artificio de proclamarse ganadores, cuando el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) del Consejo Estatal Electoral (CEE) no registraba un solo voto.
A lo largo de la jornada los dos bandos se acusaron de acarreo y compra de votos en 2 mil pesos, o por despensas. También se advirtió que 2 por ciento de las casillas no se instaló en regiones serranas. Aun así, en las zonas norte, con cabecera en Los Mochis; centro, que abarca Culiacán, y sur, con Mazatlán, los electores se presentaron a las urnas en buen número, y en casi 20 por ciento de los casos optaron por no responder a los encuestadores de salida en torno al sentido de su voto.
El enredo se comenzó a suscitar pasadas las seis de la tarde. Mientras el notario público número 161, Francisco Javier Gaxiola, daba fe en el CEE del inicio en cero del PREP, las maquinarias mediáticas de los dos partidos comenzaron a operar frente a la incapacidad de conocer objetivamente los resultados de la votación. A esa hora los funcionarios de casilla se encontraban en el proceso de conteo de votos para trasladarlos después a los 24 consejos electorales distritales en el estado.
Juliana Araujo, presidenta del CEE, decretaba que a las seis y media de la tarde daba inicio el conteo de los votos y culminaría oficialmente el miércoles próximo, para dar paso a la entrega de constancia al ganador el domingo 11 de julio. No obstante, Guillermo Torres Chinchillas, consejero ciudadano, identificado con el PRI, propuso que la sesión del CEE se decretara en receso hasta las 11:30 de la noche, pues no había aún registro de votos en el PREP.
La maniobra de Torres recibió réplica de Gilberto Plata y Juan Guerra Ochoa, representantes del PAN y PRD, respectivamente, quienes argumentaron en contra de un receso tan largo precisamente en esas horas –entre las siete y la medianoche–, pues el PREP se encontraría en estado de vulnerabilidad.
Ese resquicio, en momentos en que se desconocían datos concretos de la elección y la incertidumbre habitual de los procesos electorales, que se subsana con el flujo del conteo de votos, fue utilizado tanto por López Valdez como por Vizcarra Calderón para declararse gobernadores electos, y hasta revelaron los nombres de sus principales colaboradores en el sexenio 2010-2016.
El plan de reventar al contrario se evidenció aún más cuando las respectivas oficinas de prensa se apresuraron a mover contactos e influencias generadas por el pago de contratos de publicidad para que sus candidatos se manifestaran en los medios de comunicación electrónica –radio y televisión– y más allá en los nacionales, para confirmar su triunfo.
Éste era imposible de verificar, porque ni sus encuestas de salida ni los conteos de actas se encontraban concentrados en su totalidad en sus respectivas casas de campaña.