Luis H. Álvarez, ex dirigente del Partido Acción Nacional (PAN) y actual asesor del presidente Felipe Calderón, consideró que es una pena y es verdaderamente increíble que su correligionario Diego Fernández de Cevallos siga desaparecido después de 54 días de secuestro.

Lo ocurrido con el ex abanderado presidencial panista es un dato más que nos permite aceptar que todavía estamos muy lejos de vivir en un país verdaderamente democrático, señaló en Los Pinos el ex comisionado para la paz en Chiapas, y expresó su esperanza de que el ex senador esté de nuevo con nosotros.

En otro tema, el político chihuahuense aprobó las alianzas electorales si las fuerzas políticas comparten ideas y objetivos comunes, porque de lo contrario el ciudadano no puede tener la certeza de que su voto logrará el propósito buscado.

Más allá de si las alianzas entre su partido y el Partido de la Revolución Democrática fueron aceptadas por el electorado en la jornada del domingo, expresó que lo importante es que cada opción sea claramente definible e identificable por el votante.

Quien fuera candidato del PAN en los tiempos en que la participación de este partido en las elecciones era casi testimonial explicó que a él no le dice mucho el título de izquierdas o derechas.

Mencionó como ejemplo su relación con Heberto Castillo, el extinto candidato presidencial del Partido Mexicano Socialista, quien en 1988 declinó en favor de Cuauhtémoc Cárdenas.

Supuestamente yo soy de derecha, Heberto Castillo de izquierda y, sin embargo, él y yo pudimos coincidir, tuvimos la capacidad de coincidir. Quiere decir que hay mucho sobre ese tema que hay que profundizar, añadió.

Se declaró en favor de una alianza en el estado de México en las elecciones de 2011 si los objetivos son claramente identificables; de lo contrario, no.

Expuso que el objetivo de estas alianzas no debe ser ir contra los priístas, sino instaurar un proyecto de gobierno y de nación. Si en eso podemos coincidir, pues entonces si serían de aceptarse las alianzas, añadió.

Recordó que en su momento coincidió con Heberto Castillo en que la democracia en aquellos tiempos era un objetivo por alcanzarse, y creo que en eso acertamos los dos.

Insistió en que todavía es distante el momento en que podamos decir que disfrutamos de una verdadera democracia.

Expuso que para alcanzar este objetivo falta ser ciudadanos, no sólo habitantes de México.