A pesar de que se conocen los efectos devastadores de las armas nucleares y que ya no existe la guerra fría, se estima que en la actualidad existen alrededor de 23 mil equipos de ese tipo y que 90 por ciento de ellos se encuentra en manos de Rusia y Estados Unidos, señaló ayer  Pablo Macedo Riba, director general para la Organización de Naciones Unidas de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

Al participar en el seminario Desarme nuclear y no proliferación: Voces de sobrevivientes, realizado de manera conjunta con la organización civil El Barco de la Paz y la cancillería mexicana, el funcionario destacó que Francia contaba en 2008 con 300 ojivas nucleares; Reino Unido con 225 y Estados Unidos anunció en mayo pasado que tiene 5 mil 113, además de cuatro mil en proceso de destrucción.

Por lo que hace a Rusia, informó que cuenta con 12 mil armas nucleares, mientras China posee 240. Pakistán tendría entre 70 y 90 bombas, India, entre 60 y 80; en Israel podrían ser hasta 200, y la República Popular de Corea podría tener unas 12, según el Instituto para la Investigación de la Paz Internacional de Estocolmo, explicó.

Si una ojiva nuclear es capaz de causar la destrucción que se registró en Hiroshima o en Nagasaki, pidió imaginar el efecto que provocarían 220 ojivas o más.

En un salón de la SRE, donde fueron presentados testimonios de la destrucción causada por la bomba atómica en Japón, Macedo señaló que en este tema ha habido cierto optimismo en la comunidad internacional en los recientes dos o tres años. Primero, por el discurso que pronunció el presidente Barack Obama en Praga, en 2009, en el que anunció su compromiso por un mundo libre de armamento nuclear, y por la firma del acuerdo de reducción de armas estratégicas entre Rusia y Estados Unidos, entre otros hechos.

Recordó que México forma parte de la Conferencia de Desarme de Ginebra, foro que ha logrado negociar instrumentos importantes en materia de desarme, como la convención de prohibición de las armas químicas, pero que desafortunadamente se encuentra en periodo de estancamiento desde hace más de 12 años, debido a las reglas de procedimiento que obligan al consenso para cualquier medida, ya sea procesal o sustantiva que se adopte.

Tal situación ha derivado en que no se tenga un programa de trabajo, explicó. México sigue luchando para que se destrabe este estancamiento, pero no hemos sido muy exitosos en eso en los últimos  años, reconoció.

Por último, manifestó que una alianza entre la sociedad civil, los estados y los organismos internacionales, logrará importantes avances en la materia.