Opinión
Ver día anteriorMartes 13 de julio de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Desde el Otro Lado

Inmoralidad

P

or enésima ocasión una iniciativa proveniente de la Casa Blanca ha sido boicoteada en el Congreso. No es nada nuevo, pero esta vez esa actitud negativa tendrá una consecuencia inmediata para quienes han perdido el empleo. La tozudez de los asambleístas republicanos en el Congreso impidió que se extendiera el plan de ayuda diseñado por el gobierno para apoyar a los desempleados. La propuesta que debió aprobarse previo al receso legislativo tendrá que esperar hasta que se inicien nuevamente los trabajos en el Congreso. Mientras tanto una buena parte de los desempleados tendrá que vivir de la caridad o buscar a un pariente o amigo que los invite a comer. Incluso algunos de ellos tendrán que irse a la calle en por no tener con que pagar la renta.

Para un país que salió de la mayor crisis económica de su historia en los años 30 mediante un agresivo programa de empleo, uno de cuyos ejes fue el subsidio a los desocupados, resulta no sólo incongruente sino suicida negarse a prolongar el periodo de apoyo a quienes han perdido el empleo, como resultado de otra grave crisis económica. El argumento es el mismo que se ha usado para negar o limitar el alcance de éste y otros programas de beneficio social: el crecimiento del déficit.

En este particular caso, la negativa a prolongar algunas semanas el programa de ayuda a los desempleados afectará a 10% de la fuerza laboral en EU que está desempleada. Aunque la economía da señales de recuperación, el empleo sigue rezagado y no esta claro cuándo se recuperará.

No hay que hacer una revisión exhaustiva de los antecedentes de la crisis económica y del crecimiento del déficit para comprobar que los programas de ayuda social no son los causantes del problema. La causa es la excesiva laxitud con la que se ha tratado al sector corporativo y financiero en cuestión de impuestos, particularmente por la administración del presidente Bush, quien además, al final de su gobierno, les devolvió miles de millones de dólares por considerar que los impuestos que habían pagado eran excesivos. El resultado fue que convirtió el superávit de un trillón de dólares que heredó del gobierno del presidente Clinton, en un déficit de esa misma magnitud. Eso y el extraordinario gasto militar, que dejó como herencia al gobierno actual, son en todo caso, las principales causas del déficit actual.