Roma, 14 de julio. Las protestas de medios de comunicación, editores y periodistas por la llamada ley mordaza que ya fue aprobada en el Senado y que buscará su aprobación en la Cámara baja el próximo 29 de julio, continúan en las calles de la capital italiana. Hoy, sin embargo, el punto central se enfocó en los recortes del erario destinados al financiamiento de los periódicos, dentro de la nueva ley presupuestaria, motivo por el que el periódico Il Manifesto abrió la reunión de su mesa de redacción frente al Parlamento, en una inusual manifestación a la que se adhirieron representantes y directivos de otros medios de comunicación, entre ellos el semanario Carta, que en estos momentos atraviesa una grave crisis económica y corre el peligro de desaparecer.

La protesta estuvo acompañada de periodistas, editores y directores de periódicos nacionales, quienes compartieron el espacio con empleados civiles de las bases de la OTAN en Sigonella y Derby Camp en la Toscana, que protestaban por la decisión de sustituir a los trabajadores civiles italianos con contratistas de Estados Unidos.

Con humor, uno de los manifestantes portó un casco azul de la Organización de Naciones Unidas con la siguiente leyenda: Desde que la ONU pidió al gobierno revisar o retirar el proyecto de ley Alfano, decidí alistarme, en referencia al cuestionamiento realizado ayer por el experto del organismo internacional, Frank La Rue, quien declaró que la iniciativa atenta contra la libertad de expresión.

Esta manifestación se suma a la serie de protestas que se han realizado antes y después de que fuera aprobada la Ley Alfano por el Senado, el pasado 29 de junio. El rechazo más tajante fue la huelga de casi la totalidad de los medios de comunicación que realizaron una jornada de silencio el pasado 10 de julio.

La gran mayoría de los periódicos más importantes en el país, con excepción de los que controla directamente el primer ministro Silvio Berlusconi, magnate de la comunicación, han manifestado su rechazo a una ley que sancionará con multas de hasta 450 mil euros a los editores y con penas de cárcel a los periodistas que publiquen el contenido de llamadas telefónicas que formen parte de las investigaciones de un juicio.

Desde antes de la aprobación de la ley el diario La Repubblica publicó una página en blanco en señal de protesta y anunció que la prensa irá hasta el final para frenar una ley irracional y contraria a los principios fundamentales, por el bien de la democracia. Por su parte, Il Corriere de la Sera señaló en un editorial que la jornada de silencio en realidad sirve para hablar... para que sean los ciudadanos los que reivindiquen su derecho a ser informados.

Quizá la parte menos conocida y debatida de la iniciativa, señala Federico Mariani, videoasta independiente, es también la parte más peligrosa para la información democrática y libre. En Italia, explica, no es periodista el que practica la profesión. Este país en uno de los pocos en el mundo, quizás el único, en el que un periodista es el que pertenece al gremio oficial. Para poder ejercer el periodismo se tiene que aprobar un examen de la Orden de Periodistas. Y ahora, de aprobarse la nueva ley, se impedirá a todos los que no sean de la Orden grabar, filmar y fotografiar hechos que involucren a personas que no sean avisadas, y peor aún si esas imágenes y sonidos son publicados.

Actualmente, señala Mariani, existe una ley de derecho de crónica que ampara a operadores, medios y periodistas. En razón del evidente interés público de un hecho se puede filmar, grabar o fotografiar sin necesariamente ser un periodista de la Orden. Esta situación cambiará si el Senado aprueba la ley mordaza.

Otra medida, explica el camarógrafo, es que con la nueva ley los sitios de Internet, blogs y todas las formas públicas de comunicación que residan en servidores localizados en territorio italiano deberán asujetarse a las nuevas reglas, que al ser violadas prevén multas que van de decenas de miles de euros hasta el cierre del servidor.

El golpe, por supuesto, está dirigido al fenómeno que en los últimos años creció de manera muy importante: la comunicación independiente y autogestionada, que en el contexto de un casi total monopolio del llamado Mainstreampor parte de Berlusconi, es la forma en la que millones de personas acceden a una información libre.