Al cierre de esta edición corrió una versión de que instancias del gobierno federal intentarían desalojar a los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) en huelga de hambre y que se pretendía levantar contra su voluntad al ingeniero Cayetano Cabrera Esteva, quien permanece en ayuno desde hace 82 días.

Información obtenida por el propio SME señala que anoche se preparaban al menos una veintena de ambulancias del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para ir por los trabajadores en huelga de hambre.

Una hora bastó para que cientos de trabajadores, numerosas organizaciones sociales y sindicales, así como los dirigentes del gremio y legisladores –entre ellos la diputada petista Tere Lupe Reyes– se congregaran alrededor del campamento del Zócalo para resguardarlo.

Los trabajadores se organizaron en tres grandes bloques de vigilancia apostados en las calles de 20 de Noviembre, Pino Suárez y Moneda, con el fin de evitar la entrada de cualquier ambulancia u otro vehículo; mientras, llegaron un sinnúmero de patrullas, que se mantuvieron a la expectativa.

Fernando Amezcua, secretario del exterior del sindicato, explicó que por radio estaban organizando las ambulancias del IMSS para que llegaran hasta el campamento y que en ellas se trasladaba tanto personal paramédico como doctores de la institución, y que la intención era llevar a los trabajadores al hospital La Raza.

Indicó que incluso cuando los miembros del comité llegaron al Zócalo ya se encontraba allí una ambulancia del IMSS y que al preguntar los trabajadores al médico que estaba encargado de la misma qué hacían en el lugar, éste respondió que habían recibido una llamada del sindicato respecto de que era necesaria su presencia en el sitio, lo cual desmintió categórico Amezcua.

Durante toda la noche y el inicio de la madrugada del jueves los trabajadores se mantuvieron tensos y expectantes ante una posible confrontación por defender el campamento en huelga de hambre en el Zócalo.