El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubon, aseguró que los términos que imperan en la relación política y fiscal de las autoridades locales con las federales fomentan en mucho el conflicto permanente, y se manifestó a favor de una relación que sea productiva, útil y sensata.

Al inaugurar el Foro de capitalidad, casos de magalópolis en el mundo, detalló, a manera de ejemplo, que con el arreglo institucional que prevalece en la distribución de ingresos federales participables, la ciudad de México va a tener una crisis fiscal antes de que termine esta década, y advirtió que no hay forma de que México crezca si la capital del país no sale adelante.

Para el gobernante local, el modelo que tenemos es, desde el punto de vista del arreglo político, además de injusto para la ciudad, disfuncional, porque provoca demasiados conflictos y tiene demasiadas áreas que no son claras en cuanto a la distribución de responsabilidades locales, federales o metropolitanas.

“Nos parece –añadió Ebrard– que debe ya entrarse al tema de cómo resolver para la próxima generación, con una visión de largo plazo, el arreglo institucional de la ciudad capital respecto de los poderes federales, y en general a la gestión pública en el valle de México.”

Durante su intervención ante ministros de Hacienda y representantes de varias urbes como Buenos Aires, Río de Janeiro, Washington y Los Ángeles, el jefe de Gobierno puntualizó que la mejor forma de celebrar y conmemorar el bicentenario de la Independencia en la ciudad de México es resolviendo, de una vez por todas, esa situación. Todo depende de una decisión política, nada más, remató.

Más adelante, el Ejecutivo local hizo énfasis en que otro de los retos que se tienen a corto plazo es definir el futuro fiscal de la ciudad de México, ya que con el actual arreglo se va a tener, linealmente y antes de que termine esta década, una crisis fiscal.

Argumentó que es un absurdo a escala nacional el trato fiscal que se da al Distrito Federal, ya que no se toma en cuenta su productividad, los ingresos que genera ni su potencial y peso económico dentro de la economía mexicana. Entonces, debe existir en esta materia un esquema mucho más inteligente para la ciudad, que no tenga que estar siendo revisado cada tres o seis años. No se trata de hacer un arreglito, sino de hacer un arreglo en serio.

Dejó en claro que no estamos pidiendo privilegios para la ciudad; lo que estamos pidiendo es sentido común para el país. No hay forma de que el país salga adelante si la capital no sale adelante, advirtió.