Londres, 19 de julio. La comunidad internacional ha fallado en aplicar controles adecuados para frenar el comercio ilegal de armas a países donde se pueden violar los derechos humanos, y se cometen crímenes de guerra, advirtió hoy Amnistía Internacional (AI).

Los laxos controles a los comerciantes por mar o por aire que mueven cada vez más armas convencionales alrededor del mundo no están confinados a jurisdicción con débiles leyes de exportación e importación, sostuvo AI en un informe divulgado este lunes.

Las empresas de transporte con matrícula en Gran Bretaña, Francia, Rusia, China y Estados Unidos –los cinco países miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU)– envían armas convencionales y municiones hacia naciones donde pueden ser utilizadas para cometer violaciones de los derechos humanos y crímenes de guerra.

Amnistía afirma que armas de fragmentación, enviadas en buques matriculados en Gran Bretaña y operados por compañías británicas y alemanas, fueron entregadas al ejército paquistaní a través de Corea del Sur entre marzo de 2008 y febrero de 2010.

Estas entregas violaron el compromiso de Gran Bretaña y de Alemania de renunciar totalmente a la venta y al uso de bombas de fragmentación, recuerda Amnistía, dos semanas antes de que entre en vigor la Convención de Oslo que prohíbe el uso, la producción y el traslado de este tipo de armas.

La publicación de este informe, llamado Flujos mortales: los controles del transporte de armas en el tratado sobre el comercio de armas, coincide con el reinicio de los debates en la ONU sobre la elaboración de un nuevo tratado internacional sobre el comercio de armas.

Amnistía pide a la ONU que estudie el papel de las compañías de transporte y otros intermediarios en la cadena de suministro de armas y no únicamente las autorizaciones de exportación e importación de los estados.