Un anuncio desafortunado
Tranquilidad para las buenas conciencias
eguramente sucedió porque los tiempos políticos lo imponen, y por ello se propinó el golpe, que no tiene comparación, además de al SME a todos los movimientos sociales que se manifiestan en la ciudad de México. El anuncio resultó tan halagüeño para la derecha que los primeros en felicitar al jefe de Gobierno de la capital fueron los patrones.
Marcelo Ebrard comunicó que los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro no volverían a pisar las calles de la ciudad para no molestar a sus habitantes con los bloqueos que realizan, cuando protestan contra la medida del gobierno de Felipe Calderón que los dejó sin trabajo y les canceló el futuro por el que habían trabajado años y años.
La medida seguramente logrará calmar las protestas de los que se manifiestan desde algunos espacios de opinión y manipulan y bloquean el libre pensamiento de muchos mexicanos que no encuentran más información que la que desde allí se les proporciona, o simplemente buscan ignorar la realidad para sentirse más cómodos.
Por eso tenía que hacerse así, anuncio público de por medio, para que se reprodujera por todas partes y mostrar que el diálogo puede triunfar sobre la barbarie de los trabajadores, que nada más piden que la ley obre con justicia, como debería ser. Era la mejor oportunidad para mostrar el poder de convencimiento del gobierno de la ciudad. Poder que no ha logrado, ni por asomo, la mentira, la demagogia y la cerrazón del gobierno federal. Bravo.
Para eso, y nada más, sirvió el anuncio. Si lo importante era que no se obstruyeran más la vialidades con la protesta sindical, bastaba con que ya no se hiciera, y ya se había acordado. Pero no, lo que se pretendió obtener fue el reconocimiento, principalmente de la clase media obnubilada, de la derecha organizada, como la Coparmex, y la satisfacción de algunos líderes que no aceptan su sino histórico, que a estas alturas de la descomposición política del país buscan salir de la tumba política agarrados de un clavo ardiente.
Ebrard pidió a la dirigencia sindical que entendiera que la gente que transita por donde ellos protestan no tienen por qué sufrir retrasos o afectaciones en su vida cotidiana
. Pero ¿quién será el valiente que le diga al gobierno federal, como hizo el jefe de Gobierno con los trabajadores, que hay millones de defeños que se han visto afectados en su vida cotidiana por los apagones –a veces de varios días– que son producto de la venganza de Javier Lozano, el capricho de Calderón, y ahora sabemos que también de la mente retorcida de Patricia Flores?
Como ya sabemos, quien pida esas cuentas no será el jefe de Gobierno, quien dice entender la razones de los trabajadores, y también de quienes usan el Metrobús o la avenida Insur-gtentes
, pero ¿quién entiende a los que han perdido sus aparatos electrodomésticos por la falta recurrente de energía?, ¿quién a los que quedan varados en una calle porque los semáforos no sirven debido a la falta de energía? No, no sabemos quién; por lo pronto no será el jefe de Gobierno.
Menos aún Manuel Camacho, quien antes de ser solidario con los trabajadores prefiere levantar el brazo en son de triunfo a Javier Lozano, el operador de las infamias de Los Pinos, en el afán insano por romper las lápidas que lo mantienen en el lugar que le destinó su tibieza política. Entonces no se ve quién será el valiente.
Por lo pronto, el aviso de que las calles de la ciudad de México estarán vedadas para quienes protesten en contra de la injusticia gubernamental ya se dio para complacer, principalmente, a los justicieros de micrófono. Nada que hacer.
De pasadita
Desde hace algunos días circula un documento firmado por un par de miembros de cepa del Partido de la Revolución Democrática, de ésos que aún no se van con el canto de las sirenas. El texto dice que “La gran ausente en los comicios de 2010 fue la izquierda mexicana. Ni sus figuras ni sus propuestas programáticas formaron parte de los triunfos en las elecciones de este año. En las disputas de los gobiernos estatales la izquierda no ganó algo nuevo, en cambio, perdió lo que tenía. En lugar de defender sus espacios e ir a conquistar nuevos horizontes, el PRD se convirtió, esta vez, en el soporte de otras fuerzas políticas.
“Acudimos a una competencia en la que la izquierda no aparece encabezando la lucha. Por si hubiera duda, la correlación de fuerzas que arrojó la elección permitió arropar la decisión de la SCJN en contra de LFC y del SME. Si queremos que en otros estados de la República, y en el país mismo, se realicen cambios sociales y libertarios como los que han ocurrido en el DF en los últimos 13 años, es necesario consolidar una corriente electoral propia.
Urge abrir un debate amplio sobre la reconstrucción de la izquierda como alternativa popular y electoral, capaz de representar un horizonte propio de igualdad, equidad y justicia que reclama por todo el país la mayoría de la sociedad mexicana.
El documento está firmado por Armando Quintero y Martí Batres.