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Luz de luciérnagas se titula la primera novela de Edson Lechuga

Explora escritor el avasallamiento de la opresión del pasado

Al protagonista de esa trama le cuesta trabajo actuar y poner los pies sobre la tierra, dice

El futuro es el lado oscuro, la oportunidad de quebrar la historia, expresa a La Jornada

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En la novela de Edson Lechuga está presente esa esperanza en la ciudad de México, que es intensa, brutal, extravagante y amorosa; fea de tan hermosa, expresa el narrador en entrevistaFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Sábado 31 de julio de 2010, p. 3

El pasado puede ser un tema fascinante, una abstracción, una evocación. Es imposible transportarlo aquí y ahora para observarlo porque será tergiversado de manera inevitable. Es falso y mentiroso. Será acomodado a nuestra conveniencia, consciente o inconscientemente.

Sobre esta premisa, el escritor Edson Lechuga desarrolló la novela Luz de luciérnagas, en la que narra la historia de Germán Canseco, un joven poeta y novelista en ciernes, que el 19 de septiembre de 1985 contempló la ciudad de México poblada de cadáveres sin otro cobijo que el polvo y percibió la ceniza de la muerte impregnada en el aire sucio de la ciudad vencida.

“Germán Canseco es un personaje que vive en el pasado por esta evocación y en el presente, pero como no le gusta el presente es muy abstracto. Es un personaje que le cuesta trabajo actuar y poner los pies en la tierra.

Primero le cuesta trabajo tomar decisiones y deja que las situaciones decidan por él. Se mueve de un sitio a otro debido a las circunstancias, y cuando tiene la posibilidad de torcer el destino en su favor, se ve incapacitado por el opresivo peso del pasado, explica en entrevista el autor.

El terremoto del 85, parteaguas

Sobre su primera novela, Edson Lechuga aclara que se trata de una obra sobre la ausencia y el opresivo peso del pasado, lo que llama un proceso de indagación. Sin embargo, a medida que avanzaba en la trama para dar seguimiento a los personajes se topó con el tema del terremoto de 1985.

Al respecto, asevera: “Me encontré con que Germán Canseco había perdido a una persona muy querida en el sismo y este acontecimiento había marcado su vida. La intención no era escribir una novela sobre este suceso, al menos conscientemente.

Supongo que inconscientemente sí, porque soy mexicano y a mi juicio el terremoto del 85 fue un parteaguas, un machetazo tremendo en el inconsciente colectivo que propuso una forma de entender el mundo diferente. Hay un antes y un después en el inconsciente colectivo de México.

Luz de luciérnagas, coeditada por Montesinos y Colofón, no es sólo la terrible descripción de lo sucedido en aquellos trágicos días; es también la historia de una angustia enquistada en el corazón de Germán durante 20 años; la historia de una huida y una ausencia; la huella de muertos que viven y de muertos que se fueron.

“El pasado significa lo concreto, la manufactura de lo que somos; pero también es lo estático, lo inamovible, lo petrificado en el tiempo.

El futuro, sin embargo, es el lado oscuro, la cara que aún no se ve, lo no escrito; por tanto, es también lo posible, la oportunidad de quebrar la historia.

En la historia, relata el escritor, Canseco entiende a la muerte de una manera particular, auténtica dentro de la cosmovisión mexicana. Se relaciona con ella sin tener la posibilidad de ocultarla; la ve, la contempla, la manifiesta y la percibe de manera natural.

El protagonista también tiene una relación cercana con la poesía y en el formato de la novela, Edson Lechuga incluye recursos de prosa poética, separa palabras y quita la exclusividad de un renglón; las une, utiliza metáforas y está presente la repetición textual de ciertas oraciones.

esta tentación de sepultado vivo/ me sigue por la ciudades donde me muevo/ entre los puentes y la noche/ ciega y enfermiza/ me llevo el corazón a la boca como mala yerba/ y dejo caer lágrimas azules que aprehenden el tiempo.

La novela tiene tres espacios geográficos concretos: Pahuatlán de Valle, al norte de Puebla; la ciudad de México y Barcelona. La historia de Canseco tiene estos escenarios y existe un tratamiento casi personal hacia estas urbes, al igual que ciertos objetos, como una habitación 309 y una carta.

En la historia está presente la esperanza en la ciudad que es intensa, brutal, extravagante y amorosa; fea de tan hermosa. Esta ciudad en la medida que nosotros somos conscientes de su existencia, vibra, se manifiesta y se hace responsable de todo lo que sucede aquí de una manera dura y cruel, pero absolutamente auténtica, como ninguna otra ciudad en el mundo, señala el autor.

Contar lo que se aprende

De acuerdo con Edson Lechuga, toda obra es biográfica, incluso cuando el autor no lo pretenda, porque ningún escritor puede ocultar su biografía. Sobre esta realidad y ficción, explica, mi biografía está ahí, pero la intención es darle un uso literario, ponerla en favor de y darle un sentido a la novela. No se trata de contar lo que te pasó, sino lo que aprendiste de eso.

Alejarte demasiado de aquello que amas es meter la cabeza en un hoyo negro: si no eres capaz de salir de tanto en tanto y dejar que la luz acaricie tus pupilas, empiezas a perder la vista hasta que tus ojos enceguecen y olvidan, así inicia la historia del joven poeta en la novela Luz de luciérnagas.

El volumen fue presentado el pasado jueves en la librería Rosario Castellanos del Centro Cultural Bella Época, del Fondo de Cultura Económica, en la colonia Condesa.