Realizan función abierta al público de La scala di seta y L’ocassione fa il ladro
Habrá cuatro representaciones más, éstas sí de paga, a partir de este sábado
La UNAM y la asociación civil Pro Ópera vuelven a confiar en un equipo creativo y un elenco formados por jóvenes
Sábado 31 de julio de 2010, p. 4
El equipo artístico que participa en el montaje de las farsas La scala di seta y L’ocassione fa il ladro, del compositor italiano Gioachino Rossini, ofrecieron una función abierta al público, sin costo, en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario, donde realizarán cuatro más, ésas sí de paga, a partir de este sábado 31 de julio y hasta el 7 de agosto.
Debido a lo corto de la duración, alrededor de 80 minutos cada una, ambos títulos serán presentados dentro de una misma función, a la antigua usanza de dos tandas por un mismo boleto, en lo que representa prácticamente su estreno en México, pues hasta donde se sabe antes sólo habían sido llevadas a escena aquí de manera semiprofesional.
Como ocurrió justo hace un año con su primera aventura operística conjunta, el Don Pasquale, de Gaetano Donizetti, en esta nueva ocasión la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la asociación civil Pro Ópera, patrocinadores de la puesta en escena de esas farsas rossinianas, volvieron a depositar su confianza en un equipo creativo joven, lo mismo que el elenco.
De hecho, repiten dos de los cantantes que en 2009 ocuparon papeles principales: la soprano Rebeca Olvera y el barítono Josúe Cerón, quienes ahora también se hacen cargo de interpretaciones estelares en los dos títulos.
Montajes de Ragnart Conde
Mauricio Garcés y sus filmes sirvieron de base para que el director escénico Ragnar Conde desarrollara la puesta en escena de La ocasión hace al ladrón, comedia de enredos en la que una confusión de equipajes propicia que un hombre suplante la identidad de otro y busque contraer matrimonio con una aristócrata, quien a su vez había intercambiado su personalidad con una amiga, con lo que se crea una serie de divertidas situaciones que, a la postre, se aclaran.
La propuesta del joven creador escénico transporta al espectador a una atmósfera del cine mexicano de los años 60 y 70 del siglo pasado, la época ago-go de las minifaldas y los pantalones acampanados.
El de La escalera de seda, en tanto, es un montaje situado también en el cine mexicano, si bien el de los años 50, la llamada época de oro, aspecto que sobre todo es notorio en el vestuario y el maquillaje.
Al igual que la otra obra, ésta basa sus jocosas incidencias en una serie de confusiones suscitadas entre dos parejas de enamorados, aderezadas por las respectivas intervenciones de un mayordomo entrometido y un tutor ambicioso.
Pocos son los recursos escenográficos empleados por Ragnar Conde en la puesta en escena de estos títulos, pues además de unos cuantos muebles de época, destaca el uso de una serie de plataformas rectangulares movibles cuya diferente distribución lo mismo convierten el escenario en un set cinematográfico que en una cafetería, una sala, una recámara o una playa.
Otro de los artistas que repite actuación este año es el joven director de orquesta Rodrigo Macías, en la parte concertadora, al frente del ensamble Filarmonía, integrado por una treintena de músicos, acomodados en el recientemente renovado foso de la sala Covarrubias.
Las funciones serán los sábados 31 de julio y 7 de agosto a las 18 horas, el martes 3 y el jueves 5 de agosto a las 20 horas, con un elenco en el que participan asimismo el bajo Charles Oppenheim, quien en 2009 encarnó a Don Pasquale y es el integrante con mayor edad, a sus 52 años; la soprano Guadalupe Paz y los tenores Daniele Zanfardino y Óscar Roa.
