En Las tandas del centenario, Carlos Pascual busca dar una opinión de la escena nacional
La relación entre los artistas y el poder, cuestión de sobrevivencia
Retoma el género de revista durante la Revolución para mostrar cómo, ya no un generalote
, sino otras instancias, nos tienen agarrados de los tanates
Se presentará en el teatro Julio Castillo
Lunes 9 de agosto de 2010, p. 8
Los artistas siempre bailan al son que les toca el poderoso en turno. Hace 100 años bailaban al son de Porfirio Díaz, después al de Francisco I. Madero, luego al de Victoriano Huerta, Venustiano Carranza, Álvaro Obregón y así sucesivamente hasta llegar a Felipe Calderón: nos tienen agarrados de los tanates
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Sobre esta idea se desarrolla el espectáculo Las tandas del centenario –del director teatral, actor, dramaturgo y escritor Carlos Pascual–, la cual se estrena el próximo jueves en el teatro Julio Castillo.
La obra cuenta las peripecias de una compañía de teatro de revista durante los años de la Revolución. Siguiendo el esquema y los recursos propios del llamado género chico, el autor propone una reflexión acerca de la relación de los artistas con el poder político.
De eso habla Pascual en entrevista, al final de un ensayo de la obra: “Es una cuestión de sobrevivencia, poque todos podemos tener posturas éticas, filosóficas y morales muy acendradas, pero nada de eso prevalece ante la necesidad de sobrevivir.
“Estos pobres hijos de la noche que somos los artistas, en particular los actores, los comediantes, los cómicos, siempre estamos a expensas de las veleidades del momento; antes eran los generalotes, que decían: ‘quiero ver tal o cual número’, y te exiliaban o te metían un balazo si no les gustaba; a lo mejor ahorita no nos dan un balazo, y puedo salir del teatro sin miedo, pero el juego del poder y la comunidad artística cultural sigue y existen el Consejo y el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, el Instituto Nacional de Bellas Artes, la Universidad Nacional Autónoma de México, que te dan presupuestos, becas, y te vienen a supervisar a ver si te apegas a los parámetros, y te dan la cintilla de Presidencia para que tu obra forme parte de la programación oficial de los festejos del centenario y el bicentenario, o dicen: ‘te pago pero escribes bien de mí’.”
Entonces, con Las tandas del centenario hago una lectura desde el presente hacia el pasado, porque de ahí venimos, pero también le echo una pedradota al sistema, que finalmente nos está cobijando
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Igual que hace 100 años, ahora el país está absolutamente dividido, sobre todo después de las elecciones de 2006; desde entonces a mí, por ejemplo, me han acusado de pejista, de perredista, de panista, de haberme vendido al gobierno, de haberme vendido a Televisa, y pues a mí me da mucho gusto, porque si me pegan de todos lados quiere decir que soy una voz imparcial
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Ante la eventual acusación de cínico, Pascual esgrime una frase: hay que hacer lo mejor posible en la medida de lo posible; no me interesa irme a la Casa de la Cultura La Pirámide a echar pestes contra el gobierno y que sólo me vayan a ver mi tía y mi abuelita; me interesa estar, como puedes ver, en el teatro más importante del sistema de teatros del INBA, y hacer lo mismo y lograr no sólo el apoyo, sino el respeto de la institución. Me gusta ser una voz crítica, pero no marginal
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Me gusta ser una voz crítica, pero no marginal, aclaró Carlos Pascual en entrevistaFoto Guillermo Sologuren
–¿Cuál es el precio?
–Hacerlo muy pocas veces, muy de vez en cuando; por eso, cuando me dan chance, echo la casa por la ventana.
Las tandas del centenario se monta con apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Pedro Kóminik, actor y director general de la producción, presentó un proyecto para montar un espectáculo de tandas a la manera en que las recreaba el fallecido Enrique Alonso, Cachirulo, considerado un maestro del género.
Cuando Kóminik le hizo la propuesta de escribir y encargarse de la dirección escénica, Carlos Pascual consideró que era mejor hacer una relectura del género del teatro de revista y ponerlo al servicio de una dramaturgia que vaya acorde no sólo con la conmemoración del centenario y el bicentenario, me pareció que faltaba una opinión desde la escena mexicana; no pretendo ser la única voz, pero sí contribuir a decir algo desde la trinchera teatral
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Más que un espectáculo de arqueología teatral, que puede ser muy lindo, muy encantador, me interesa reflexionar sobre cosas que están pasando, dónde estamos, quiénes somos. Me parecía que era un momento interesante que podíamos abordar, y da la casualidad de que este era el tipo de teatro que se hacía en esa época, el cual me precio de conocer; no soy un experto ni mucho menos, pero trabajé muchos años en muchos montajes con el maestro Alonso, a quien está dedicada la obra
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Convencido de que la historia no sólo es asunto de los historiadores, Carlos Pascual obtuvo en febrero de este año el Premio Bicentenario de Novela Histórica con su libro La insurgenta (convocado por Random House Mondadori), en el que aborda la vida de Leona Vicario.
Reconoce la importancia de los historiadores, “sus trabajos son la base para montajes como el de Las tandas... o para una novela como La insurgenta, pero la historia también es un tema de interés popular, aunque si la ofreces con un tratamiento de especialistas, lo único que haces es alejarnos a los simples humanos de los hechos históricos.
“La historia tiene que ser constantemente revisada y releída; me encantaría que Las tandas... tuviera vigencia más allá del centenario o del bicentenario.”