a prioridad número uno de las autoridades de Nuevo León debe ser reconstruir las escuelas, viviendas y vías de comunicación que destrozaron la tormenta Álex y la desidia oficial en junio pasado. Para ello se requieren 17 mil millones de pesos y no se tienen. Mas lo importante parece ser complacer a uno de los grupos económicos más poderosos del país: Femsa. Acaban de darle en concesión 25 hectáreas para que construya su estadio de futbol. El proyecto es muy importante para Nuevo León y para el país
, según el mandatario estatal. Para hacer eficiente
el estadio, el gobierno gastará 600 millones de pesos en vialidades y otras adecuaciones
. Las 24 hectáreas son parte del predio La Pastora, que funcionó como escudo protector contra Álex. Se ignoró así la exigencia de la ciudadanía de Monterrey de conservar intacta La Pastora por su aporte a la ecología y a la seguridad pública. No está demás señalar la falta de solidaridad de las grandes empresas que controlan la vida económica, política y social de Nuevo León para con los damnificados. Las excepciones son bien conocidas y publicitadas.
También en la ciudad de Guanajuato se atenta contra la naturaleza: un influyente empresario edificará 900 viviendas, un hotel y un área comercial en más de 40 hectáreas ubicadas en los cerros El Hormiguero, La Bufa y Los Picachos. Esa extensión es parte de una zona que fue catalogada de conservación ecológica por servir para la recarga de los acuíferos y albergar flora y fauna típica de la región. Pero el cabildo de la ciudad dejó sin efecto dicha catalogación a fin de dar paso al negocio inmobiliario. En otra ciudad, Torreón, Coahuila, deben construir un parque lineal
en el lecho seco del río Nazas. Con cinco kilómetros de largo pretende ser el principal atractivo turístico, cultural y deportivo del corredor urbano Torreón-Gómez Palacio-Lerdo. En noviembre del año pasado el titular de la Comisión Nacional del Agua, Conagua, José Luis Luege, elogió el proyecto. Ahora pide replantearlo a las autoridades de Coahuila habida cuenta lo ocurrido en Monterrey con otro río seco
, el Santa Catarina, que la tormenta Álex inundó de agua, la cual arrasó con todo lo que encontró a su paso.
Y hablando de ríos, Felipe Arreguín, director técnico de la Conagua, informó que la capacidad de conducción de los ríos del país disminuyó a la mitad por las invasiones y las erróneas políticas de desarrollo urbano. Pero las invasiones se deben a la desidia de las instancias oficiales que permiten la ocupación de áreas no aptas para vivir, a la par que no combaten la pobreza que obliga a miles de familias a fincar sus humildes viviendas en sitios de tanto peligro. Y en cuanto al desarrollo urbano, el tema no figura en la lista de prioridades de los gobiernos del cambio.
También pierden capacidad de conducción los canales para desfogar las aguas negras de la cuenca de México. Según el licenciado Luege, existe el peligro de que se inunden los municipios del estado de México aledaños al Gran Canal del Desagüe y al de La Compañía por la enorme cantidad de basura que allí se tira debido a la falta de vigilancia de las autoridades locales. Tanto en la vecina entidad como en el resto del país brilla por su ausencia una política de recolección y manejo seguro de los desechos sólidos de las ciudades, el comercio y la industria. Dos muestras de lo que ocurre son las ciudades de Cancún, Quintana Roo, y Cuernavaca, Morelos, con serios problemas para la recolección y el depósito final de la basura.
Y mientras el licenciado Luege avisaba de posibles inundaciones en la entidad vecina, su gobernador dictaba cátedra ambiental ante el ex vicepresidente estadunidense Al Gore y Mario Molina, Premio Nobel de Química 1995. Entre otras cosas, mencionó el novedoso esquema de incentivos para el cuidado del agua
y el manejo adecuado de los recursos naturales puesto en marcha por su administración. Pero si de algo no puede presumir el mediático funcionario es que en el estado de México se tenga un uso sustentable de los recursos naturales. Dos ejemplos: 1. La explosiva y anárquica expansión de la mancha de asfalto sobre áreas verdes y agrícolas, básicas para la recarga del acuífero. 2. No se recolecta la tercera parte de la basura generada en la entidad. Candil de la calle.