Opinión
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El Diario*

Centenaria

La Gran Liga Obrera visitó ayer al Sr. Presidente de la República

U

n acto sumamente conmovedor, fué la visita que hicieron ayer en la tarde los miembros de la Liga Obrera, á los señores Presidente de la República y Gobernador del Distrito.

A las tres de la tarde se presentaron en Palacio los obreros siendo recibidos por el Primer Magistrado de la Nación en el Salón de Audiencias.

El señor don Ángel T. Montalvo, presidente de la corporación, tomó la palabra para saludar al señor Presidente y presentarle sus respetos, á nombre de la sociedad y para solicitar de él su apoyo moral.

El señor Presidente, les preguntó si estaban organizados, y al tener la contestación afirmativa, les dijo que el obrero solo valía mucho; pero que organizado valía más.

El señor Montalvo, dijo al alto mandatario que ellos querían laborar á la sombra del gobierno, y que se habían unido para contribuir al engrandecimiento de la Patria.

Unas de las frases más salientes y hermosas que dijo el señor General Díaz á la comisión de obreros, fueron estas:

Nunca he escatimado ni una gota de sangre en los campos de batalla, ni el trabajo asiduo persiguiendo el bien del país. Si me ha faltado algo, ha sido inteligencia, no voluntad. El que hace lo que puede no está obligado á hacer más. Quiero á la clase obrera porque yo fuí obrero. Desde la edad de catorce años gané mi pan, y más tarde el de mi familia.

El obrero contribuye al engrandecimiento de las naciones y estoy obligado á prestar á ustedes ayuda, no con palabras sino con hechos y cuando la Liga lo solicite, los ayudaré; mis hechos justificarán mis palabras y espero la oportunidad para servir legalmente a la Liga.

Para terminar, al despedirse el señor Presidente de los obreros, les dijo que se sentía orgulloso al estrechar la mano dura del obrero.

A las seis y media de la tarde se presentó la misma comisión ante el señor Gobernador del Distrito haciendo la misma solicitud, y los mismos votos. El señor Montalvo tomó también la palabra en esta ocasión y entregó al señor Gobernador un ejemplar de los estatutos, y un distintivo de la sociedad, y habló extensamente sobre los ideales de la Liga, y los fines que persigue.

*Se publicó de 1906 a 1917