Un trascabo rompió cables de alta tensión en el cruce de Álvaro Obregón y Cuauhtémoc
El desalojo de 14 estaciones de la línea verde causó caos vial y retrasos a miles de personas
Jueves 12 de agosto de 2010, p. 33
Antes del mediodía trabajadores de las obras de construcción de la línea 3 del Metrobús rompieron con un trascabo el cableado de energía eléctrica del Metro, en la esquina de las avenidas Álvaro Obregón y Cuauhtémoc, lo que dejó sin energía eléctrica por más de cinco horas 14 de las 21 estaciones de la línea 3, entre Hidalgo y Universidad, así como algunos semáforos, lo que afectó a cientos de miles de usuarios.
El Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro informó que minutos antes de las 12 horas se fue la luz de la estación Juárez a Universidad, por lo que el servicio se suspendió a partir de Hidalgo. Media hora después se amplió a Balderas y, alrededor de las 14 horas, a Centro Médico.
A las 17 horas se reabrieron las 21 estaciones de la línea verde, aunque entre Universidad y Niños Héroes los andenes estuvieron semiluminados.
La suspensión del servicio provocó que cientos de miles de usuarios tardaran más de una hora en trasladarse de Indios Verdes a Hidalgo, cuando en promedio lo hacen entre 15 y 20 minutos. Y una vez ahí tuvieron que aguardar otros 60 minutos para abordar, en el mejor de los casos, una unidad de la Red de Transporte de Pasajeros (RTP) para llegar al sur de la ciudad.
La gran concentración de personas sobre vías como Universidad, Cuauhtémoc, División del Norte, Miguel Ángel de Quevedo y Eje 10 originó congestiones viales.
El primero gran problema se presentó durante el desalojo de los trenes, cerca del mediodía. Luego de casi 20 minutos de estar en penumbras en los andenes del Metro se dio el aviso de evacuar los vagones, señaló María Elena Alcaraz, quien iba de La Raza a Etiopía.
A pesar de que la falla se presentó en un horario de demanda baja, la demora de trenes saturó las estaciones, lo cual provocó aglomeraciones durante el desalojo.
En las intersecciones donde hay transbordo –Balderas y Centro Médico– el caos fue aún mayor porque los pasajeros, en su prisa por salir, confundían los sentidos.
Las unidades de RTP estaban saturadas, al igual que los microbuses. El acceso a los camiones era por donde se podía. Rosalío Gonzaga, quien viajaba con su familia, tuvo que separarse de ésta porque no logró subir.
Otras personas, como Ernesto Hernández, decidieron caminar varios minutos hasta encontrar una vialidad menos congestionada, pero la situación que entonces se le presentó fue la falta de rutas de camiones, y los taxis están bien caros
. Su decisión final fue seguir a pie hasta la línea dos del Metro para llegar a Pino Suárez y de ahí a Zaragoza.
Los taxistas empezaron a circular por vialidades cercanas a la línea 3 del Metro, pero no se les permitía parar para subir pasaje. Tampoco a los vehículos particulares se les autorizó estacionarse justo en las entradas del Metro; la prohibición originó algunos enfrentamientos con el personal de seguridad, que agilizaba la circulación.