Serían 2015 o 2020 nueva meta para cumplir compromisos, dice Margarita Astrálaga
Las tasas de pérdida de biodiversidad no bajaron, sino aumentaron, lamenta directora regional para AL y el Caribe
Difícil, que los países acepten imposición de sanciones, reconoce
Lunes 30 de agosto de 2010, p. 39
Las naciones no sólo incumplieron las metas fijadas para este año de bajar la tasa de pérdida de biodiversidad, sino que, por el contrario, creció, señala Margarita Astrálaga, directora regional para América Latina y el Caribe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). En materia ambiental estamos llegando a un punto de no retorno
, advierte.
Aunque los compromisos que en materia ambiental han fijado los gobiernos, como es el caso del Protocolo de Kyoto para reducir emisiones de gases de efecto invernadero y el Convenio de Diversidad Biológica –cuya conferencia se realizará en octubre–, no se han acatado, es difícil que los países acepten que se establezcan sanciones, asevera en entrevista con La Jornada la bióloga colombiana, especialista en gestión ambiental, con alrededor de 20 años de experiencia en la conservación y el desarrollo sostenible.
–¿Qué evaluación hace de la situación ambiental de América Latina ante la conferencia de las partes sobre cambio climático en Cancún y la de biodiversidad en Japón?
–Tenemos buenas y malas noticias para la región. El año 2010 había sido una meta que teníamos en la cabeza desde Johannesburgo, en 2002, donde los países se habían comprometido a reducir la tasa de destrucción de biodiversidad para este año. Tras el análisis que hicimos, la evidencia es clara: no logramos reducir la tasa de pérdida de biodiversidad; por el contrario, ésta ha crecido. Vamos a llegar a Nagoya –en octubre– con una evaluación negativa de los logros que alcanzamos. Hemos visto que la deforestación ha sido uno de los problemas más grandes de la región, es de gran magnitud. Es un impacto que tiene que ver con el cambio climático.
“El tema de la biodiversidad no se puede desligar del cambio climático. Por un lado. el aumento de la temperatura, del nivel del mar, la sequía, las tormentas van a afectar la biodiversidad, pero también ésta nos ayuda a adaptarnos al cambio climático. Aunque a veces nos olvidamos de la importancia que tiene la protección de la biodiversidad.
Hacia Nagoya vamos a adoptar una nueva meta, que sería 2015 o 2020. Parte del problema es que no teníamos indicadores y ahora ya los tenemos. Nos van a permitir hacer una evaluación más objetiva. Hemos visto que uno de los elementos más importantes que afecta la biodiversidad es nuestro patrón de consumo y producción. En los próximos años, en la reunión de Río más 20, uno de los temas a discutir será cómo volver más verde y sostenible la economía de los países.
–¿Qué se puede esperar de la conferencia de cambio climático?
–Muchos que estuvieron en la cumbre en Copenhague, perdieron confianza, pero es momento de creer que es un proceso participativo y todo mundo puede tener opinión en él. Creo que México ha hecho un gran trabajo al dialogar con los gobiernos y permitir que hablen y digan lo que quieran en la cumbre. Creo que habrá avances importantes, depende de la organización y asociaciones de los países.
–¿Cómo se puede lograr que las metas fijadas y los compromisos adquiridos se cumplan? Está el caso del incumplimiento del Protocolo de Kyoto y sobre la biodiversidad
–En el sistema internacional se ha hablado mucho de cómo se puede dar un sistema que obligue a los países a implementar y ejecutar sus compromisos. Como yo lo veo, eso nunca podrá salir de un sistema regulatorio. Los convenios internacionales ambientales que tienen consecuencias se cumplen a rajatabla, porque los países saben que hay sanciones económicas. En los otros que son legales, como Kyoto o la Convención de Diversidad Biológica, no hay sistema de sanción.
Todavía no estamos preparados para un sistema internacional de sanciones. Hacer a los políticos rendir cuentas al final de sus mandatos puede ser la forma más eficaz de que se cumplan esos compromisos internacionales. En Europa hay presiones para que los políticos rindan cuentas; en nuestros países estamos lejos de ello.
–¿El medio ambiente puede resistir aún este lento paso en la toma de decisiones?
–En muchos sitios estamos llegando a un punto de no retorno. La gente lo va viviendo. No creo que el medio ambiente tenga la paciencia para esperar a que demos solución a los problemas.