El vicepresidente Biden llega a Bagdad por sorpresa; se reunirá con líderes iraquíes
combatesen Irak con 4 mil 400 bajas y más de 100 mil civiles muertos en 7 años
Obama visita en Washington a soldados heridos; antes de su discurso de hoy hablará con Bush
Martes 31 de agosto de 2010, p. 29
Bagdad, 30 de agosto. El vicepresidente estadunidense, Joe Biden, llegó hoy por sorpresa a Bagdad, con motivo del final oficial, esta semana, de las operaciones de combate
de las tropas de su país en Irak, tras siete años de guerra en los que Estados Unidos perdió más de 4 mil 400 soldados y más de cien mil civiles iraquíes murieron.
El presidente Barack Obama visitó a soldados heridos en combate en el hospital militar Walter-Reed, en el norte de Washington, reportaron periodistas que lo acompañan en sus desplazamientos. La prensa no fue autorizada a ingresar al edificio con el presidente.
La Casa Blanca reiteró que el gobernante demócrata sigue pensando que esta guerra fue un error costoso, y agregó que Obama hablará por teléfono con su antecesor, el republicano George W. Bush, antes de pronunciar este martes el discurso que marcará el fin de la misión de combate en Irak.
Biden dialogará con los líderes de Irak, que están enfrentados desde las elecciones de marzo pasado, las cuales no dieron un claro ganador, por lo que no han podido formar un gobierno, indicó la Casa Blanca.
El estancamiento convirtió el 31 de agosto –fecha de finalización de la misión de combate estadunidense y la correspondiente reducción del nivel de soldados a 50 mil– en una especie de apuesta, mientras crecen las tensiones políticas y persisten los ataques insurgentes.
El comandante de Estados Unidos en Irak, general Ray Odierno, se declaró preocupado por la crisis política en el país. En declaraciones al diario The New York Times, advirtió que el retraso en formar un nuevo gobierno socavaría la fe de los iraquíes en la democracia.
Al cumplir con el plazo del 31 de agosto, Obama podrá decir que ha llevado a cabo su promesa de poner fin a la guerra lanzada por su antecesor, mientras sus correligionarios demócratas buscan retener el control del Congreso en las elecciones legislativas de noviembre.
Los 50 mil soldados que permanecerán en Irak antes del retiro total, el próximo año, entrenarán y asistirán a las fuerzas de seguridad iraquíes para enfrentar a los insurgentes islamitas sunitas y contrarrestar a la milicia chiíta, que aún tienen una fuerza considerable.
Sin embargo, el número de personas empleadas por empresas de seguridad que trabajan para la administración estadunidense aumentará a siete mil, lo que representa un incremento de ciento por ciento en el número de contratistas y elementos de seguridad en la nación petrolera, según refirió el New York Times el pasado día 19.
La violencia general ha caído fuertemente desde el punto más álgido del conflicto sectario, en 2006 y 2007, pero aún se registra una considerable cantidad de ataques.
Presuntos insurgentes ligados a Al Qaeda han ejecutado varios ataques de cara al cambio en la misión del ejército estadunidense, con el fin de minar la confianza en la policía y los soldados iraquíes.
Un atacante suicida mató a 57 personas en un centro de reclutamiento el 17 de agosto y más de 60 personas murieron en ataques suicidas con coches bombas contra comisarías el 25 de agosto.
Las autoridades estadunidenses e iraquíes creen que los insurgentes intentan fomentar las tensiones sectarias en medio del vacío político.