Nueva York, 30 de agosto. La masacre de Tamaulipas confirma que el gobierno de Estados Unidos delegó en los señores de las drogas el manejo de su política de abasto migratorio, así como hizo con el suministro de drogas, lamentó este lunes The New York Times.

En su opinión institucional, el diario neoyorquino sostuvo que los actuales programas de trabajadores migratorios son tan engorrosos y burocráticos que son casi inútiles para los empleadores estadunidenses.

Hemos delegado a los señores de las drogas el trabajo de manejar nuestro suministro migratorio, tal como ya manejan nuestro suministro de narcóticos. Los resultados son claros, remató.

The New York Times señaló que tal es el contexto del asesinato de 72 inmigrantes indocumentados centroamericanos y sudamericanos que buscaban ingresar en Estados Unidos y fueron ejecutados por presuntos narcos en un rancho ubicado 160 kilómetros al sur de Texas.

La tentación puede ser escribir esta atrocidad como otra fea nota al pie de la página en la viciosa guerra contra las drogas en México, anotó.

“Pero tales cosas no existen aisladas. Los cárteles mexicanos de las drogas son alimentados desde fuera, por el dinero estadunidense, las armas pesadas y la adicción; el imán hacia el norte de los inmigrantes es alimentado por nuestra demanda de mano de obra barata”, señaló.

El periódico destacó que los cárteles de las drogas, como capitalistas ventajosos, han saltado al negocio del contrabando de personas.

“Los inmigrantes indocumentados, conocidos como pollos, son en muchas maneras mejores que los ladrillos de cocaína porque se les puede obligar a pagar rescates y ser usados como mulas de drogas”, puntualizó.

El diario hizo notar que la respuesta de Estados Unidos a los sufrimientos de México ha sido una fijación acentuada en la militarización de la frontera, como la asignación de 600 millones de dólares promulgada por el presidente Barack Obama.

Pero la aplicación de la ley sin la reforma de la migración legal crea sólo la ilusión de control. Sin un sistema ligado a la demanda de trabajo, proliferan la ilegalidad y el desorden, finalizó.