Carlos Zárate dice estar consciente de todo el peso que lleva sobre sus espaldas cuando decidió ponerse los guantes y siguió los pasos de su afamado padre.

El hijo más pequeño del Cañas, el ex campeón mundial gallo considerado uno de los mejores del pugilismo nacional, sabe que debe entrenar al doble para no decepcionar a los aficionados, pero sobre todo a su padre y mánager.

“El nombre sí pesa –admite el joven de 22 años– porque es como en el futbol: todos quieren ganarle al América y a Chivas. Entonces eso me obliga a entrenar el doble para tratar de demostrar que tengo con qué.”

Aunque menciona que su primer objetivo es ser monarca del mundo, considera a su progenitor una gran leyenda y dice tener muy claro que no busca compararse con él.

Superar a mi papá está muy difícil. Imagínate: cuántos nocauts tuvo y es uno de los inmortales. No soy conformista, pero si hago la mitad de lo que hizo, creo que ya la logré, refiere el peleador, quien escucha con atención las indicaciones del popular Flaco rumbo a su pelea del próximo 11 en la Plaza México.

Carlos Zárate heredó a su hijo el nombre y la profesión, pero sobre todo quiere dejarle la lección, para que no la repita, de la vida loca por la que él pasó.

“Él sabe todo lo que me sucedió –dice el Cañas sobre los 10 años que peleó contra las adicciones–, lo que sufrí en carne propia y por eso está consciente de que el boxeo no se puede mezclar con lo prohibido.”

–¿Cuál es el principal consejo que le has dado?

–La disciplina en el boxeo y en la vida. Yo le quito algunas amistades que no son convenientes y se enoja, pero le digo que si te juntas con marihuanos, vas a ser marihuano, si te juntas con estudiantes, sapiencia vas a agarrar...

–¿Qué quisieras que fuera, un campeón del boxeo o de la vida?

–Ora sí me la pusiste bien difícil... pues lo ideal que sea los dos. Le pido a Dios que nos dé fuerzas para lograr esos dos aspectos. Creo que todo lo que yo pasé le puede servir.

Viví muchas cosas y si Dios me dejó ha de ser por una misión, por algo que tengo que hacer con mi hijo. Él es el más chico, con el que más he convivido y quiero que sea un gran boxeador, pero si no se puede no importa. La vida sigue y será una persona de bien.

Carlos Zárate Scott suma cinco años como boxeador, cuatro de amateur y uno de profesional en el que se mantiene invicto en nueve contiendas.

“Empecé en el boxeo como un hobby. Le dije a mi papá que me quería echar unos tiros, pero después me gustó y siento que lo he motivado”, cuenta el peleador y menciona con orgullo que no sólo tiene el nombre y la profesión, sino la misma fecha de nacimiento: 23 de mayo, el Cañas (Jesús Carlos) de 1950 y el heredero (Carlos Jesús) de 1988.