El desacuerdo entre los bloques perredistas en torno a la permanencia de su dirigencia nacional provocó ayer que el octavo pleno del séptimo Consejo Nacional de ese partido se instalara sólo para declararse en receso.

En busca de una salida política, anoche se acordó que cinco integrantes de cada uno de los dos frentes que se disputan el control del PRD negocien el modo de elección de la presidencia nacional y la secretaría general, a realizarse en marzo próximo.

Se informó que Jesús Ortega planteó a sus opositores que acepta dejar la presidencia perredista, siempre y cuando se someta a votación del pleno del consejo, a sabiendas de que el bloque en su favor, integrado por Nueva Izquierda, Alternativa Democrática Nacional y Foro Nuevo Sol, forma mayoría.

Fuentes de Nueva Izquierda advirtieron que la posibilidad de celebrar elecciones el 5 de diciembre, como se acordó en el Congreso Nacional Refundacional de finales del año pasado, es inviable porque se carece de un reglamento de elecciones y de padrón, ante las irregularidades e inconsistencias que presenta la campaña nacional de afiliación del partido.

Desde temprano, los grupos perredistas comenzaron a definir la postura que defenderán mediante sus consejeros nacionales. El movimiento por la recuperación del PRD, integrado por ocho corrientes –Izquierda Democrática Nacional, Izquierda Social, Democracia Social, Grupo de Acción Política, Movimiento por la Democracia, Unyr y Redir-MLN y Red por la Unidad de las Izquierdas (Runi)–, acordó en preconsejo pugnar por la salida de Ortega y de la secretaria general del partido.

Lo que unifica es que se requiere nueva dirigencia: Ensástiga

En conferencia de prensa, antes de la instalación del consejo, establecieron que no cederán en su exigencia. Gilberto Ensástiga, de la RUNI, planteó: lo que nos unifica (a las ocho corrientes) es que el PRD necesita nueva dirigencia nacional, nueva secretaría general. No hay garantías de que este proyecto (el encabezado por Ortega) tenga futuro en la izquierda, y lo hemos señalado en reiteradas ocasiones. La presidencia del partido insiste en mantener una relación con (Felipe) Calderón y una política de alianzas con Acción Nacional, en lo que no estamos de acuerdo, porque no corresponde con las tareas políticas de la izquierda en el país.

Las divergencias con el grupo de Ortega alcanzaron nuevo tono, luego de que el senador Carlos Sotelo denunció, junto con Camilo Valenzuela, presidente de la mesa directiva del consejo, la intención de sus detractores de querer controlar hasta el registro de los consejeros.

Se dio a conocer un oficio enviado por tres secretarios de la citada mesa directiva –Martina Rodríguez, Miguel Pável Jarero y Rogelia González– a los integrantes de la Comisión Nacional Electoral del partido para que se haga responsable del registro de consejeros y consejeras nacionales, lo cual fue considerado por Sotelo y Valenzuela como una violación.

En tanto, en Nueva Izquierda se advirtió que sus opositores pretendían modificar el orden del día para incluir la renuncia de Ortega, pero se negaron.

La instalación del Consejo Nacional se realizó cerca de las siete de la noche, sin acuerdos ni discusión sobre los puntos contenidos en la convocatoria para el primer día de trabajos.

Trascendió que una de las finalidades que propiciaron la declaratoria de receso fue evitar que los consejeros opositores al presidente del partido le gritaran consignas al momento en que rindiera su informe sobre el balance electoral de 2010 y los problemas actuales en la nación.

Además de ese punto, se planteaban: reformas a la convocatoria de afiliación y el plan nacional de trabajo del Instituto Nacional de Investigación, Formación Política y Capacitación en Políticas Públicas y Gobierno.

Asimismo, discutir la convocatoria para el encuentro de la comisión promotora juvenil y el informe sobre la discusión y aprobación de reglamentos por la comisión política nacional, para enviarlos al Consejo General del IFE. También, realizar el registro formal de corrientes.