Se presenta en el teatro Coyoacán
Lunes 13 de septiembre de 2010, p. a16
Entre los muy variados planteamientos teatrales de la Revolución Mexicana, la puesta Prohibido usar calzones de manta intenta el de la relación del movimiento armado con el teatro que se hacía en el país a principios del siglo XX, en la idea de las tandas y la revista, en la que es posible mezclar humor, melodrama, musical y hasta reflexión, además de diversas historias y la interacción con el público.
Ése es el punto de partida de esta obra, dirigida por Araceli Núñez, escrita por ella e Israel Juárez y con las actuaciones de Berenice Caballero, Mario Heras, Laura Sánchez, Ioné Cervantes, David Herce y Sergio Cuéllar. Se presenta los sábados a las 16 horas en el teatro Coyoacán (Héroes del 47 número 122, colonia Churubusco).
El tono dominante de Prohibido usar calzones de manta es la comedia ligera y el personaje central e hilo conductor es una teporocha, teatrera, tandófila y bataclana
que se esfuerza en dar unidad a toda la propuesta.
En la obra aparecen cuadros diferentes, como el de un niño rico que, durante la celebración porfirista del centenario de la Independencia, pregunta a su muñeco vestido de indígena cosas como: ¿Y tú sabes de qué nos hicimos independientes?
Y así, mediante eslabones o momentos yuxtapuestos, una zanquera baila el Son de la negra; se menciona la entrevista Díaz-Creelman, se cuenta una historia de amor imposible entre un maderista y la hija de un hacendado, el intento de relección de don Porfirio, algunas peripecias de Madero, la marcada diferencia entre ricos y pobres.
De manera un tanto confusa en términos de tiempos históricos, una canción se refiere al asesinato de Carranza, ocurrido años después, y unos títeres representan al mismo tiempo a éste y otras figuras, como el general Díaz y Madero.
En uno de los cuadros, ya derrocado el dictador, un indígena muy ebrio interactúa en un parque con un catrín que lee un diario. Uno dice que antes prohibían los calzones de manta
, y el otro muestra nostalgia por los tiempos idos.
Una campesina cuenta los pesares de las mujeres de tener que seguir a los hombres en guerra, de que los federales se llevaron a su pequeño hijo para enrolarlo a la fuerza y luchar contra su pueblo
.
Aparece un gringo cineasta que asegura que Villa mató a varias mujeres y exalta el valor de éstas, que eran bien machas
. El extranjero encuentra a una mujer escondida en un cacto, en el desierto, que es actriz. Tres bailarinas interpretan Mi querido capitán.
Un Zapata descalzo critica a los caudillos que querían ser presidentes y se olvidaban de los indios; recuerda al público que los gringos se aliaron con el golpista Huerta y al final grita que viva y que resurja México.
Araceli Núñez comenta en entrevista sobre sus intenciones: “Hablar de la Revolución, pero sin hacer algo didáctico, porque todos ya más o menos conocemos la historia. La idea es crear un espectáculo dividido en dos tandas y que cada una tenga su número musical, su parte reflexiva, chusca, de actualidad. Todo dentro del juego del teatro dentro del teatro.
Mezclé un poquito del teatro de ese tiempo con el de ahora, lo que pasó en aquél momento y ahora en 2010. El guión se trabajó con la idea de respetar siempre la estructura del teatro de revista, en este caso de la revista musical, frívola.
Y pone su obra en contexto: Creo que en este momento todos los montajes que hablan de la Revolución van a tomarla desde muchos puntos de vista. A nosotros nos interesó éste, porque a lo mejor no le van a dar tanta voz
.